Huaraz, 11 de junio de 1824.
Al Señor Comisario Ordenador José María Romero.
Habiendo visto hoy S.E. el oficio que dirigí a V.S. ayer con el señor Belford [1] hemos encontrado una equivocación de la mayor importancia en las instrucciones que se le han dado a V.S. en aquella fecha, y ahora me manda S.E. revocarla, explicarla y aclararla.
V.S. debe haber entregado toda la plata acuñada que tenía del coronel de la primera división de Colombia, y S.E. repite esta misma orden para que se ejecute si antes no ha entregado V.S. toda la plata acuñada que existe en su comisaria al otro comisario Infante que deberá inmediatamente venir a este cuartel general con todos los fondos de que se haya hecho cargo.
Por consiguiente V.S. no debe conservar en su poder sino la plata pina, las barras ya ensayadas [2] y las alhajas de plata y de oro que están a su cargo; pero de ningún modo plata amonedada, ni moneda alguna.
V.S. seguirá inmediatamente, a la costa de Santa; Nepeña o Casma a esperar allí al señor Cramond para cambiarle toda la plata y el oro ensayados que tenga V.S. perteneciente a la comisaría del ejército en los términos que constan de la orden de ayer.
La plata de piña y barras que no estén ensayadas y las alhajas que aún están sin fundir y sin ensayar deberán quedar en Caraz o en Yungay en depósito en casa de algún sacerdote venerable que los conserve intactos hasta el regreso de V.S. de la costa.
Luego que V.S. haya regresado de la costa vendrá a esta ciudad con toda la plata y fondos del tesoro del ejército y además se hará cargo de cuanto exista en este tesoro perteneciente al Estado, para lo cual se le darán aquí órdenes al prefecto. V.S. pondrá en el tesoro público en calidad de depósito y sin que nadie pueda tocar un maravedí siquiera, todo el tesoro amonedado que V.S. haya traído de la costa o que por cualquier causa exista en poder de V.S.
Después de hecho esto V.S. tratará de fundir y de ensayar toda la plata y oro que exista en su poder para que con los marcos que resulten fundidos y ensayados se vuelva V.S. a la costa, al punto de que haya quedado pendiente del anterior contrato.
Además V.S. está autorizado por S.E. para recoger de la fragata Tártaro o bien del señor Cramond, o de otro cualquier comisionado que por mar o por tierra debe mandar el prefecto de Trujillo con más de 100.000 pesos para el ejército. Esta cantidad, como todas las demás amonedadas, las depositará V.S. en este tesoro público de Huaraz.
V.S. está autorizado por S.E. para pedir al señor general Lara una escolta de hombres honrados con un oficial muy honrado para que escolte los caudales y ayude a V.S. en todas estas operaciones hasta que vaya V.S. con todo al cuartel general Libertador.
Tenga V.S. entendido que a más de los fondos que existen en el día aquí deben aun aumentarse con las alhajas de las iglesias que se están recogiendo todavía.
Luego que V.S. haya verificado todo el cambio de las barras y de cuanto exista perteneciente al tesoro del ejército, y que igualmente haya V.S. cobrado al señor Cramond cuanto éste deba al tesoro público, de resultas de los cambios ahora entablados, V.S. se vendrá a esta ciudad, se volverá a hacer cargo de todo el dinero depositado en estas cajas, y con todo marchará a donde se le indique, teniendo al efecto todas las mulas necesarias, V.S. deberá hacer cuidar mucho estas mulas, pues en cualquier evento deben estar prontos estos caudales a seguir el movimiento general.
Dios guarde, &. [TOMÁS DE HERES]
* De un copiador de Secretaría. Archivo del Libertador, Sección O’Leary. Tomo 36, folios 423 recto al 424 recto. El texto de este documento también se halla en Memorias del General O’Leary. Tomo XXII, pp. 322-323.
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