Al Gobernador Político de Cartagena.
S.E. el Libertador ha recibido la comunicación de US. del 18 de setiembre, con los cinco documentos que la acompañan.
Estando S.E. ocupado con las operaciones de la presente campaña, que exigen una atención especial, ha facultado al Excmo. señor Vicepresidente de Cundinamarca para la organización de las Rentas de las Provincias de Cartagena y Santa Marta, y a él se han pasado aquellos documentos para que arregle con US. este ramo, que es de la más grande importancia.
Nuestra situación es la más brillante: los negocios políticos y militares de Colombia tienen un aspecto lisonjero: la paz o la ocupación del resto de Venezuela recompensarán nuestras fatigas en el presente año. En quince días y sin perder un hombre, hemos tomado las Provincias de Mérida y Trujillo, mientras que la mitad de mil españoles que las cubrían, han sido muertos, prisioneros, dispersos y desertores, y la otra mitad, errante y cansada, al unirse a las otras divisiones enemigas, sólo servirá para acabarles su poca moral y su poca opinión en los pueblos.
Desde el suceso de Turbaco no sabe S.E. del Coronel Montilla. Esta última comunicación de US. tiene 23 días, y cree por tanto S.E. que los correos tiran los pliegos por no traerlos; pues está informado que hay muy mala voluntad en hacer este servicio. Quiere S.E. que se haga una averiguación de esto, y que se castiguen con la muerte, si así hubiere sucedido. Los Edecanes de S.E. han venido de Turbaco a San Cristóbal en nueve días, y por la posta deberían dilatarse menos; manda, pues, que US. haga establecer la posta en el Magdalena pagándola, porque es del mayor interés la brevedad de las comunicaciones para la dirección de la guerra.
Previene S.E. que US. trasmita al señor Coronel Montilla esta disposición, para que él haga también establecer los correos en la Provincia de Santa Marta, e igualmente le dará US. los avisos de nuestra situación.
Dios, etc.
Trujillo, a 11 de octubre de 1820.
PEDRO BRICEÑO MÉNDEZ
* De un impreso moderno. O’Leary, "Memorias"; tomo XVII, págs. 501-502.
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