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DOCUMENTO 5142. CARTA DE BOLÍVAR A SANTANDER, FECHADA EN TRUJILLO EL 10 DE NOVIEMBRE DE 1820, EN LA CUAL LE TRATA ASPECTOS VARIOS DE LA CAMPAÑA EN MARCHA Y DE LAS NEGOCIACIONES PARA EL ARMISTICIO.*

Trujillo, 10 de noviembre de 1820.

A S.E. el general F. de P. Santander. Mi querido general:

Remito a Vd. esas gacetas curiosas, interceptadas al enemigo, con una carta que dice posteriormente que los enemigos estaban a dos días de Caracas, que son los mismos lugares de Tacarigua y Río Chico [1]; esas tropas patriotas son ciertamente inventadas, con jefes y todo, pues yo no he oído mentar nunca al jefe Zapata. Haga Vd. hacer un artículo de todas esas noticias, con referencia a todas esas gacetas y cartas.

Mando a Vd. la representación de Morales, anotada, para que se imprima en una Gaceta, a fin de que mande Vd. veinticinco ejemplares a Páez, veinticinco a Soublette y otros tantos aquí. En otra Gaceta, mande Vd. imprimir el dictamen de Paúl [2], con las notas que indico y no pongo por falta de tiempo, y más que todo, de paciencia, porque estoy indignado con el señor presidente del congreso. Anótelas Vd. con acrimonia y con silogismos legales, pero finos y justos.

Reyes Vargas, que ha interceptado esta correspondencia, ha tenido diferentes escaramuzas con el enemigo sobre Carora, en las cuales no ha hecho más que mostrar su valor y patriotismo. Es un diablo el tal indio, y podremos sacar mucho partido de él.

Morillo ha venido al Tocuyo el 2, y ha traído, por lo menos, 1.500 hombres de infantería y caballería; hay quien diga que tiene 3.000 hombres. La quinta división está en Ospino a las órdenes de Herrera: no pasarán de 1.000 hombres.

Mi edecán Ibarra fue y vino a Apure y ha concertado nuestras operaciones con Páez, el cual me manda mil reses con 700 hombres a Guanare; esta operación puede no ser feliz, y yo no querría comprometerme por ella.

Las tropas de Oriente debían moverse en todo este mes, primero en una dirección y después en otra, según las órdenes que han recibido.

Sé por Ibarra, que ha visto en cartas y gacetas en Apure, la llegada de cuatro mil fusiles, otros tantos vestuarios y haber visto en la Gaceta un discurso, de Quiroga y 28 individuos, al gobierno, en nuestro favor. No sabe decir si es la respuesta de la diputación de las cortes: pronto lo sabremos. Morillo ha pedido 2.500 hombres a la provincia, por circular que verá Vd. adjunta, en que habla de los esclavos de un modo ambiguo. Por allá tienen la máxima de sacrificarlo todo al partido, sea o no conforme a las leyes y constituciones. El poder absoluto continúa y nosotros andamos respe­tando todo, a pesar de que todo nos favorece, y todo nos es permi­tido, según nuestra situación y aun sistema.

El refuerzo de Chile me parece admirable; es preciso aprovecharlo a todo trance.

He mandado al general Sucre a encontrar los diputados españoles a Agua de Obispos, que es nuestra avanzada, para que les diga que se vuelvan a buscar nuevos poderes, si no traen facultades para concluir el armisticio como lo he propuesto. Les he escrito colmán­dolos de elogios y, con bellas frases, les digo que si no ceden les tomaremos el resto de la América. Veremos en qué paran estas misas.

Nuestras operaciones militares están pendientes de la negociación y también de nuestros propios movimientos, pero si no hay armisticio, en diciembre nos veremos las caras.

Es inútil decir a Vd. que necesitamos de muchos reemplazos en todo, todo, todo, principalmente en hombres y plata. Me contentaré, muy contento, con la mitad de nuestra gente en el campo de batalla. No digo más porque Vd. debe entenderme.

Muchas cosas he dejado de contestar estos días particularmente, primero, porque he estado algo malo, y segundo, porque tengo la cabeza llena de ideas pacíficas y militares que me atormentan noche y día, porque debe Vd. saber que jamás me he ocupado tanto de un negocio como del presente tanto que el día lo paso en pen­sar y la noche en soñar.

Mucho siento los disgustos de Mires y las cavilosidades de su antagonista, pero es preciso hacerlos marchar volando, volando, y que un cuerpo de reserva los siga para ocupar a Pasto, porque la ocasión es favorable, y no debemos malograrla de modo alguno. Yo mismo iré en uno y otro caso, y tengo pensados los medios efectivos de aprovechar los momentos. Insto, insto mucho por la expedición del Sur. Valdés puede entrar en comunicaciones con los de Juanambú y por medios finos y seductivos, ganar algunos jefes u oficiales por medio de grandes recompensas ofrecidas y cumpli­das; si no se logra esto no hay más que disponer la marcha por una pica extraviada que se debe mandar a abrir con mucho aparato y con un movimiento imponente de todo el ejército. Si ninguno de estos medios vale debe intentarse una sorpresa y Valdés debe tener entendido que es un axioma militar que por donde pasa una cabra pasa un ejército, principalmente si es de infantería; esto lo digo para que, por un movimiento audaz, se le tome, aunque sea por entre el monte, un flanco o la espalda del enemigo. En fin, Vd. y Valdés pensarán algo más que yo, además que por el mapa yo no encuentro nada en él que sea inexpugnable. Sin duda debe ser la culpa del diseño o del ingeniero.

Lo que Vd. me dice de su Leyva, no creo que se puede hacer porque sería una excepción odiosa, y no se hace en favor de otros que han hecho sacrificios y pérdidas muy sensibles: que se contente con la protección del gobierno y lo recompensaremos de mil otros modos menos chocantes. Esto pienso, no sé si me equivoco.

El general Urdaneta acaba de llegar restablecido, en parte, de sus males. Tanto él, como los secretarios, me aliviarán mucho en la presente campaña y negociación.

Entre tantos pasados que hemos tenido estos días hay un capitán Alvarez, que fue ayudante de Morales, y fue enviado de parla­mentario a Apure. Asegura que a Morales no le faltan 4.000 hom­bres de infantería y caballería. Acabo de recibir parte de los espías y confirman que Morillo está en el Tocuyo con 3.000 hombres, entre los cuales, quinientos caballos, por lo menos.

La quinta división tendrá 1.000 hombres entre Ospino y San Carlos. El batallón de Castilla está a barlovento de Caracas, en Barcelona tienen los enemigos fuerzas suficientes, y en Cumaná lo mismo, luego no bajan los 10 a 11.000 hombres que antes se decía y que yo creí a puño cerrado. Lo peor es que todos están divinamente disciplinados. Si no fuese nuestra audacia y nuestra posición, ningún motivo tendríamos de lisonjearnos. Esta es la verdad: la digo para que no hagamos castillos en el aire, aunque en esto nadie será mejor arquitecto que yo.

Adiós, mi querido general, mande Vd. todo lo que quiera a su mejor amigo.

BOLÍVAR

* De un impreso moderno. Simón Bolívar, "Obras Completas", tomo I, págs. 506-508.

Notas

[1] Tacarigua y Río Chico, poblaciones del Estado Miranda.

[2] Paúl. Debe tratarse del abogado Felipe Fermín Paúl, venezolano na­cido en Caracas (1774-1831).

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