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DOCUMENTO 8719 CARTA DE BOLÍVAR AL PRESIDENTE DEL PERÚ, MARQUES DE TORRE TAGLE, FECHADA EN PATIVILCA EL 29 DE ENERO DE 1824, LE PRESENTA INNUMERABLES QUEJAS DE LA CONDUCTA DEL GENERAL GUTIÉRREZ DE LA FUENTE*

Pativilca a 29 de enero de 1824.

Mi querido Presidente:

Esta mañana he recibido la nota del Gobierno, incluyéndose las propuestas, o más bien las órdenes del General La Fuente, para que se manden despachos a sus compañeros de armas. El tono de La Fuente con el Gobierno me ha chocado, aunque antes de ahora tenía motivos para no sorprenderme de nada. Dice muy sencillamente, se deben mandar tales despachos, es decir,.que él lo ordena. Este General mi querido Presidente, es más absoluto que el Congreso, Ud. y yo. ¿Creerá Ud. que tenía sirviendo como jefe de Trujillo a los mismos que el gobierno había mandado fusilar? El Coronel Dávalos estaba de jefe de día, la noche en que yo llegué- a Trujillo y vino a pedirme la orden. Atienda Ud. más ha puesto en libertad a Silva, Novoa y Mancebo que se tienen robado del Estado ’más-de cien mil pesos que el mismo La Fuente sabe por declaración de Riva-Agüero. Yo di orden que estos hombres estuviesen presos; y añadí, en conversación, que los pondría en libertad para que se fuesen del país, cuando apareciese el dinero. Silva ofreció declarar cosas importantes, y nada se ha hecho, porque el señor La Fuente maneja el negocio. Después de todo, alimenta rivalidades entre nuestras tropas con preferencias inicuas. - Su orgullo es tal, que me mandaba el santo con un ayudante, estando yo con mi Estado Mayor en Trujillo, como si él fuese el jefe y no yo. En la mesa de la comida, me dio su izquierda. Jamás me salió a recibir, sino a la puerta de la sala; nunca fue a mi casa a buscarme para nada, como lo hizo Ud. tantas veces, y el Ministro de Estado otras más. Yo sé que éstas eran bondades excesivas de Ud.; pero también sé, que la distancia entre él y Ud. es inmensa. Añadiré, que nada de esto me había hecho impresión hasta ahora; pero las desobediencias del señor La Fuente son tantas, que no se puede contar con que obedecerá nada, nada de lo que se le manda. Tenga Ud. entendido que yo le he improbado mucho su desobediencia al Gobierno sobre la ejecución de los reos que se mandaron fusilar, y le exhorté fuertemente a la sumisión a las leyes y a las autoridades. El me respondió que era un asesinato el que le mandaban a hacer, puesto que la orden era para que aquella ejecución fuera en secreto, sin testigos y sin trámites. Yo le respondí que yo no dudaba que esa fuese cosa de Berindoaga; que Ud. era demasiado bueno y caballero, y que algunas veces Berindoaga le daría consejos que no fuesen los mejores, como en este caso, pues en efecto una ejecución secreta y sin forma con personas notables, es cosa muy o chocante, y siempre se ha desaprobado. Permítame Ud. mi querido Presidente que aproveche esta ocasión para decirle con franqueza mi dictamen sobre este negocio. - En fin, tengo muchos motivos para creer que el General La Mar, va a tener muchos disgustos con el General La Fuente, él me lo ha dicho antes de irse de aquí, y me ha manifestado su sentimiento, de que no fuese otro el Prefecto de ese Departamento. Así se nombrase al General La Mar de Prefecto de aquel departamento, con facultades de nombrar un Sub-perfecto, para que se encargase de dicha subprefectura, conservando el solamente la autoridad y el título, el servicio marcharía rápidamente y se disminuirían los embarazos. Si a Ud. le parece bien esta idea, propóngala al Congreso de mi parte. El señor La Fuente que vaya a Chile a relevar al señor Salazar, y todos quedemos bien. - "Reservado pero cierto". El General La Fuente está realmente decidido contra Riva-Agüero y Herrera; más cordialmente adicto a todos los demás cómplices de esta conspiración. Ama al General Santa Cruz con pasión; tanto, que me ha querido hacer bajezas con él. Todo esto quiere decir, que el altar ha quedado todo entero en pie y sólo falta el ídolo que fue arrojado para que dejase el puesto al sucesor que lo espera. Este sucesor puede ser Santa Cruz, La Fuente, o cualquier otro ambicioso. Este altar debe destruirse. Adiós mi querido Presidente. Soy de Ud. de corazón.

BOLÍVAR

* De un impreso moderno.

L.A. Eguiguren. El proceso de Berindoaga, Buenos Aires, 1953. pp. 281-283.

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