Pativilca, enero 10 de 1824.
Al señor Intendente del Istmo.
Muy desagradable ha sido para S.E. el Libertador la vista del estado miserable en que ha llegado el batallón del Istmo, y la contemplación de las causas que lo han producido. Una de ellas se dice ser la escasez de alimentos que han sufrido en la navegación, pues aseguran que las carnes se encontraron tan malas desde el primer día, que tuvieron que arrojarlas al mar, careciendo por esta causa la tropa de la ración de este artículo.
Grande ha sido el estado de desnudez en que se han presentado estos miserables, y más terribles las consecuencias de la falta de abrigo. Atribuyase ésto, enhorabuena, al abandono del soldado; siempre queda la puerta abierta para decir a V.S. que sin oficialidad no puede contenerse a la tropa.
Nada diré a V.S. de las fornituras y armamento, pues V.S. conoce bien la clase de uno y otro.
Lo que si es imperdonable es la remisión que ha hecho V.S. de multitud de inválidos que para nada sirven, ni menos para el servicio militar, sin que pueda mirarse como un auxilio a la causa del Perú, ni como provecho a la República de Colombia.
S.E. me manda decir a V.S. que es una grande equivocación creer que con tales elementos pueda hacerse la guerra en el Perú, que la causa de éste no es diferente de la de Colombia, que los intereses de ambas Repúblicas están íntimamente enlazados de tal modo que las desgracias de la una serán indubitablemente trascendentales a la otra; por último que los servicios prestados al Perú en esta época son otros tantos servicios que se hacen a Colombia.
S.E. desea que la remisión del segundo convoy la haya verificado V.S. con mas prolijidad y esmero, y que en las siguientes se conduzca V.S. de un modo digno de sus virtudes militares y de su patriotismo.
Dios, etc.
[JOSÉ GABRIEL PÉREZ]
* De un copiador del Archivo del Libertador, Sección O’Leary, Tº XXI, parte primera, Fº 100 y vuelto.
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