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DOCUMENTO 5530-a Y 5530-b. OFICIO DE PEDRO BRICEÑO MÉNDEZ AL VICEPRESIDENTE DE CUNDINAMARCA, FECHADO EN BARINAS EL 17 DE ABRIL DE 1821, POR EL CUAL LE PARTICIPA QUE EL LIBER­TADOR DELEGA EN EL LA CONDUCCIÓN DEL ASUNTO SUSCI­TADO CON MOTIVO DE LAS INTRIGAS DE LUIS AURY PUESTAS DE MANIFIESTO POR COMUNICACIONES DE LUIS PERÚ DE LA CROIX. "CON ESTA OCASIÓN" SONDEE LAS MIRAS POLÍTICAS DE SAN MARTIN".*

Barinas, 17 de abril de 1821.

Al Excelentísimo Señor Vicepresidente de Cundinamarca.

Por las cuatro comunicaciones que el señor La Croix ha dirigido a S.E. el Libertador, las mismas que incluyo originales, verá V.E. las inicuas tramas del señor Aury contra la República y el medio fácil que se presenta para cortarlas en su origen y tomar las precauciones que aseguren [el Gobierno contra] [1] la integridad de Colombia contra las perfidias de aquél.

Si las atenciones actuales de S.E. para abrir la campaña le permitiesen ocuparse de manejar por sí mismo este negocio y sacar de él todas las ventajas que deben esperarse de la decisión del señor La Croix, lo haría con satisfacción; pero obligado a concretar todos sus cuidados y desvelo en el ejército y en las operaciones que se emprenderán el 28 de este mes, no puede S.E. encargarse de conducir también la intriga a tanta distancia, y estando expuestas las comunicaciones a ser interrumpidas o a perderse. Estas consideraciones y la singular y plena confianza que V.E. merece, no sólo por su celo en los intereses de la República, sino por sus talentos y delicadeza para dirigir empresas de la más grande importancia, ha movido a S.E. a cometer este negocio a la prudencia y política de V.E. para que lo conduzca y dirija del modo más ventajoso. Lo primero que S.E. [quisiera] [2] quiere, es que se procure asegurar al señor Aury y atraerlo al país, bien sea bajo el pretexto de que se le admitirá, bien fomentando y sosteniendo su pretensión de venir a intentar reclamos ante el Congreso general, para la cual se le inspirará toda la confianza posible y se le ofrecerá cooperación decidida. V.E. puede hacer uso para esto del señor La Croix o de cualquier otro.

Al mismo tiempo sería conveniente que otras personas tratasen de introducir la división entre los secuaces de Aury, y que se les atrajesen al servicio de la República, abandonando las banderas de aquél y dejándolo así reducido a la nulidad. Este medio es tal vez el más seguro; pero necesita un gran fondo de prudencia, porque sería peligroso que se llegase a descubrir que la seducción venía del Gobierno, lo cual haría frustrar sin duda el proyecto principal de asegurarnos de su persona por los otros medios que se adopten.

V.E., repito, está autorizado para conduck este negocio con toda la delicadeza, finura y reserva que él requiere.

El señor La Croix se pondrá de acuerdo con V.E. y le dará todos los informes que se le pidan, y aun indicará los arbitrios que sus conocimientos le sugieran. V.E. puede servirse de él manifestándole una plena confianza aparentemente, para sacar el mejor partido posible de su mediación, descubriendo al mismo tiempo los que están comprendidos [sería también muy conveniente descubrir con esta traición] [3] en el proyecto y se hayan comprometido a cooperar, desertando de la causa de la República.

Luego que V.E. se haya impuesto del adjunto pliego lo dirigirá con reserva a su destino; y sería muy conveniente que sin desistk del principal objeto, que es descubrir los cómplices y atraer al señor Aury, se procure con esta ocasión sondear o penetrar las miras políticas de S.E. el General San Martín y de las Repúblicas del Sur; pero en la inteligencia de que esta operación, aunque muy importante, es secundaria relativamente a la otra.

Creo excusado advertir a V.E. que no debe valerse en este negocio sino de personas de una adhesión y lealtad a toda prueba y de una prudencia ilimitada. Cuantos menos estén en él será más seguro el resultado. Tampoco debe V.E. aventurar los informes que dé a S.E. del estado de sus operaciones, no sea que por cualquier accidente se descubra el fin. Basta que V.E. me acuse recibo del oficio reservado de tal fecha y que tome medidas en consecuencia; pues S.E. funda en V.E. una absoluta confianza que le hace olvidar este negocio como si estuviera ya concluido.

Lo comunico a V.E. de orden del Libertador para su inteligencia y cumplimiento.

Dios guarde a V.E. muchos años.

PEDRO BRICEÑO MÉNDEZ

* Archivo del Libertador. O’L Vol. XVIII, primera parte, fº 185 vto., 186 y 187.

DOCUMENTO 5530-b

Cuartel general de Barinas, a 17 de abril de 1821.

Reservado.

A S.E. el Vicepresidente de Cundinamarca.

Por las cuatro comunicaciones que el señor La Croix [4] ha dirigido a S.E. el Libertador, las mismas que incluyo originales, verá V.E. las inicuas tramas del señor Aury contra la república, y el medio fácil que se presenta para cortarlas en su origen y tomar precauciones que aseguren la integridad de Colombia contra las perfidias de aquél.

Si las atenciones actuales de S.E. para abrir la campaña le permitieran ocuparse de manejar por sí mismo este negocio y sacar de él todas las ventajas que deben esperarse de la decisisión del señor La Croix, lo haría con satisfacción, pero obligado a concentrar todos sus desvelos y cuidados en el ejército y las operaciones que se em­prenderán el 28 de este mes, no puede S.E. encargarse de conducir tan bien la intriga a tanta distancia, y estando expuestas las comuni­caciones a ser interceptadas o perderse. Estas consideraciones y la singular y plena confianza que V.E. merece no sólo por su celo en los intereses de la república sino por sus talentos y delicadeza para dirigir empresas de la más grande importancia, han movido a S.E. a cometer este negocio a la prudencia y política de V.E. para que lo conduzca y dirija del modo más ventajoso. Lo primero que S.E. quiere es que se procure asegurar al señor Aury y atraerlo al país, bien sea bajo el pretexto de que se le admitirá, bien fomen­tando y sosteniendo sus pretensiones de venir a intentar reclamos ante el congreso general, para lo cual se le inspirará toda la con­fianza posible y se le ofrecerán cooperación y protección decidida.

V.E. puede hacer uso para esto del señor La Croix o de cualquiera otro. Al mismo tiempo sería conveniente que otras personas trataran de introducir la división entre los secuaces de Aury y que se les atrajese al servicio de la república abandonando las banderas de aquél y dejándolo así reducido a la nulidad.

Este medio es tal vez el más seguro, pero necesita un gran fondo de prudencia, porque sería prodigioso que se llegase a descubrir que la seducción venía del gobierno, lo cual haría sin duda frustrar el proyecto principal de asegurarnos de su persona por los otros medios que se adopten.

V.E., repito, está autorizado para conducir este negocio con toda la delicadeza, firmeza y reserva que él requiere. El señor La Croix se pondrá de acuerdo con V.E. y le dará todos los informes que se le pidan, y aun indicará los arbitrios que sus conocimientos le sugieran. V.E. puede servirse de él manifestándole una piena confianza aparentemente para sacar el mejor partido posible de su mediación y descubriendo al mismo tiempo los que estén comprendidos en el proyecto que se hayan comprometido a cooperar desertando de la causa de la república.

Luego que V.E. se haya impuesto del adjunto pliego, lo dirigirá en reserva a su destino, y sería muy conveniente que sobre desistir del principal objeto, que es descubrir los cómplices y atraer al señor Aury, se procure con esta ocasión sondear y penetrar las mi­ras políticas de S.E. el general San Martín y de las repúblicas del sur, pero en la inteligencia de que esta operación, aunque muy importante, es secundaria relativamente a la otra.

Creo excusado advertir a V.E. que no debe valerse en este negocio sino de personas de una adhesión y lealtad a toda prueba y de una prudencia ilimitada. Cuantos menos estén en él, será más seguro el resultado. Tampoco debe V.E. aventurar los informes que dé a S.E. del resultado de sus operaciones, no sea que por cualquier accidente se descubra el fin. Basta que V.E. me acuse el recibo del oficio reservado de tal fecha y que tome medidas en consecuencia, pues S.E. funda en V.E. una absoluta confianza y le hace olvidar este negocio como si estuviera ya concluido.

Lo comunico a V.E. de orden de S.E. el Libertador para su inteligencia y cumplimiento.

Dios guarde a V.E. muchos años.

El ministro,

PEDRO BRICEÑO MÉNDEZ

Adición: Van adjuntos los papeles que envió el señor La Croix de señal para reconocer la persona o personas que están comisionadas para tratar con él. Cada vez que V.E. envíe un comunicado, llevará una de estas señales.

Otra: Este pliego va sellado en el sobre con el sello de la república, y va incluso dentro de otro también sellado. — Vale.

* Arch. Nal., Sec. de Guerra y Marina, Tomo 329, foL 329.

Notas

[1] Testado [el Gobierno contra].

[2] Testado [quisiera].

[3] Testado [sería también muy conveniente descubrir con esta traición].

[4] Luis Perú de Lacroix nació en Montelimart, Francia, en 1780. Muy joven fue soldado, y de 1810 a 1812 sirvió a Napoleón, bajo las órdenes de Murat. Pasó luego a la campaña de Rusia, y antes de la batalla de Leipzig partió a Inglaterra, en comisión reservada, para averiguar los planes de Luis XVIII. Por entonces tomó el aristocrático apellido de Lacroix, y en compañía de Saint-Colombe, otro comisionado, obtuvo, dándoselas de borbónico, de crédulo proscrito, algunos secretos e instrucciones para tratar con el duque de Wellington. Lacroix dio cuenta de su encargo a Napoleón, y como para entonces, 1814, se desmoronaba el Imperio, dejó a Francia por temor a los Borbones, quienes habían de conocerle, y pasó a las Indias Occidentales en donde se reunió con su compatriota Aury, quien lo nombró Mayor General y Secretario privado. En 1816, Perú de Lacroix era un oficial incorporado al grupo de venezolanos y granadinos que las catástrofes políticas habían arrojado a las Antillas. Con su inmediato jefe, colaboró eficazmente en el intento de perturbar la expedición de Bolívar en los Cayos de San Luis, en Haití. Muerto Aury, Lacroix in­dujo a Courtois, su sucesor en el mando de la expedición, a desembarcar en Cartagena y tomar parte en la revolución de Colombia. En 1823, la flotilla de Courtois se incorporó a la marina nacional de Colombia. Para fines de aquel año, Lacroix servía en el Estado Mayor del Ejército Liber­tador y allí obtuvo el grado de general de brigada. En 1828 acompañó al Libertador durante su permanencia en Bucaramanga hasta la disolución de la gran Convención de Ocaña. En 1830 Lacroix cayó con el partido boliviano, al cual pertenecía, y fue deportado, con otros colombianos nota­bles, a las Antillas. En 1835 se encontraba en Venezuela cuando estalló la revolución de «Reformas» del 8 de julio.

Lacroix se unió en aquel escándalo a Pedro Canijo, el mismo Canijo de la nefanda noche septembrina en que atentó contra la vida del Libertador, y el mismo que dirigió a la Asamblea Constituyente de Venezuela, el 3 de marzo de 1830, una manifestación con estas palabras: «El pueblo de Soachá pudo haber sido en 1828 la escena feliz donde Bolívar expiase sus crímenes y se fijara la época de restauración nacional; pero por otro evento funesto hubo quien detuviese nuestro brazo en aquella ocasión favorable, y ese hombre (Santander), a quien el tirano debe hoy la existencia, vaga por el antiguo Continente como víctima de los efectos que él mismo hizo producir de una manera negativa». Fue en aquella ocasión cuando el doc­tor Miguel Peña propuso que no se considerara la representación de «ese hombre, cuyo nombre no pronuncio por temor de equivocarme...».

Expulsados de Venezuela en 1836 varios reformistas, Lacroix, que se contaba entre ellos, se encaminó a su patria nativa, y allí consumó su antiguo designio. Un día de enero, del año de 1837, los periódicos de París anunciaron el suicidio de Luis Perú de Lacroix.

Diario de Bucaramanga o Vida pública y privada del libertador Simón Bolívar de Luis Perú de La Croix. Introducción y notas por Cornelio Hispano (Ismael López, colombiano). Sociedad de Ediciones Literarias y Ar­tísticas. Librería Paul Ollendorff. París.

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