Pativilca, febrera 22 de 1824.
Al señor General de División Don Enrique Martínez.
[Encargado V.S. por S.E. el Libertador del mando en Jefe del Ejército de operaciones del Centro ocurrió la desgraciada sublevación de las tropas que guarnecían los castillos del Callao. Esta sublevación que nos arrancó aquellas fortalezas, y puso a la Capital en la mayor consternación, hacía temer, con sobrada razón, que los españoles sin pérdida de momento avanzarían sobre Lima algunos cuerpos, principalmente de la columna de Pisco, del mando de Rodil.] [1]
La sublevación de las tropas que guarnecían las fortalezas del Callao puso a la Capital de Lima en el más inminente peligro, pues nada parecía más probable ni más natural que las marchas de las tropas españolas. Sobre ella, principalmente la de la Columna de Rodil, estacionada en Pisco. La Capital que no tenía tropas bastantes con qué resistir ninguna invasión debía ser la presa cierta del enemigo. S.E. el Libertador tuvo a bien el 10 del presente ordenar a V.S. la ejecución de varias medidas preparatorias para salvar multitud de objetos útiles para nuestro Ejército. Estos objetos de difícil preparación debían anticipadamente trasportarse, y tomarse sucesivamente las medidas posteriores, como fueran exigiéndolo las circunstancias. V.S. no ejecutó la orden del 10, sino que la sometió al conocimiento del Poder Ejecutivo que la discutió y examinó en una Junta de Ministros, Generales y Oficiales Superiores. El resultado de esta Junta, que es bastante racional, y que no contrariaba las disposiciones de S.E., tampoco fue puesto en ejecución por V.S., de modo que quedó sin ejecución la orden estricta del Libertador que debió V.S. ejecutar sin consulta, y quedó sin ejecución el parecer de la Junta de Guerra.
Estos son los cargos que S.E. hace a V.S., y que yo trasmito a V.S. de su orden.
Acepte V.S., &.
[JOSÉ GABRIEL PÉREZ]
* De un copiador del Archivo del Libertador. Sección O’Leary. Tº XXII, 1ª parte, Fº 20 y vto.
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