Cuartel General de Soatá, a 15 de noviembre de 1819.
Al Excelentísimo señor Vicepresidente de las Provincias Libres de la Nueva Granada.
Al llegar aquí he recibido una muy importante correspondencia de Angostura. Las noticias que ella contiene son en parte satisfactorias y en parte bien sensibles; pero todas ellas son de naturaleza que me obligan a marchar volando hacia Venezuela para contener los desórdenes que se han introducido en el gobierno, y sobre todo para reunir y dirigir las grandes fuerzas que nos han llegado de Inglaterra y que están paralizadas por falta de dirección.
El señor General Anzoátegui queda encargado entretanto de reunir su división y de atacar y batir a Latorre. Logrado este suceso quedará en el norte de la Nueva Granada con todas sus fuerzas, que distribuirá del modo que sea más conveniente para la seguridad del país y subsistencia cómoda de las tropas. La copia que acompaño a V.E., bajo el número 1° lo es de las instrucciones que le he dado. Por ellas verá V.E. que le confiero el mando inmediato de las provincias de Pamplona, Socorro y Tunja sobre sus gobernadores, comandantes generales, pero sujeto él a su vez a V.E. como vicepresidente de la Nueva Granada.
Para reemplazar la falta que hace en el ejército de Venezuela la división Anzoátegui, he dispuesto que vayan allí 3.000 reclutas por lo menos. De éstos irán parte por la Salina y parte por San Camilo. Los que tiene actualmente en Pamplona el señor General Anzoátegui, irán por esta última ruta y los que traiga el batallón de Granaderos y los más que se hagan, marcharán por la Salina. El señor Coronel Lara queda encargado de activar la marcha de estos reclutas y de conducirlos. El señor Coronel Alcántara tiene igual comisión con respecto a los del Socorro. V.E. cooperará por su parte a que tengan su debido cumplimiento estas disposiciones, dando las órdenes más positivas y severas para que no se demore un momento la recluta y para que ascienda ésta a 4.000 hombres por lo menos para que puedan llegar 3.000 a Venezuela.
El Teniente Coronel José Antonio Gómez está comisionado por mí para pasar a esa capital a encargarse de los cien mil pesos que V.E. me dice vienen de Antioquia. Inmediatamente que lleguen hará V.E. que se le entreguen y que se le presten cuantos auxilios necesite para transportarlos, sin dilación, a dondequiera que yo esté. Recomiendo muy encarecidamente a V.E. que me remita todo el dinero que sea posible. Con dinero tendremos abundantemente todo lo necesario para la guerra, nos sobrarán armas, elementos de toda especie y aun tropas; pero sin él careceremos de todo y, lo que es peor, el crédito del gobierno caerá. La división inglesa de 5.000 hombres que nos ha traído el general D’Evereux y la que manda el señor general Urdaneta consumen una gran cantidad de dinero, sin el cual ellas no quieren servir, y nos exponemos a una disolución o a mayores males si no procuramos contentarlas. Esfuércese, pues, V.E. por remitirme las mayores sumas posibles. Yo voy con la esperanza de que recibiré frecuentes auxilios de V.E. y cuento ya con ellos en mis cálculos para las contratas y pagos que debo hacer.
La división Anzoátegui permanecerá siempre en la Nueva Granada y sólo en un último caso dispondré de ella; pero aún así, tendré siempre presente la seguridad de este país, que debemos conservar a todo trance y que nunca permitiré sea evacuado. Por el contrario, en caso de una alternativa dolorosa daré la preferencia a la Nueva Granada por su importancia y recursos.
Encarezco a V.E. la necesidad de que se trabaje con preferencia en explotar y sacar todo el plomo posible de las minas que hay de este metal en toda la Nueva Granada; que se trabaje incesantemente en las fábricas de salitre y que se elabore mucha pólvora; aun cuando sea necesario emplear en estos tres objetos todas las rentas y fondos de la Nueva Granada, debe V.E. hacerlo.
Nada nos importa tanto como tener un gran parque de reserva y éste no puede formarse de pronto si no se trabaja en las minas de plomo, en el salitre y en la fábrica de pólvora. Dedique V.E. una grande atención a esto; que no se ahorre nada por tener pólvora y plomo con abundancia y que al paso que vaya habiendo municiones se vayan remitiendo al sur, de modo (que) al fin o mediados del verano, cuando se abra la campaña por aquella parte tengamos allí un parque tan inmenso como el que se necesita para ir a hacer la guerra a países tan remotos.
Dios guarde a V.E. muchos años.
BOLÍVAR
* De un impreso moderno. Cartas del Libertador, tomo XII, fol. 142. Cartas a Santander, tomo II, fol. 74.
RSS 2.0