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DOCUMENTO 2782 PARTE DE GUERRA FECHADO EN SAN FERNANDO EL 13 DE MAYO DE 1818.*

Estado Mayor General. Boletín del Ejército Libertador de Venezuela, del día 13 de mayo de 1818.—8º

La División del General Páez se dirigió a la Villa del Pao, después de la retirada del enemigo hacia la Villa de Cura, por consecuencia de la derrota que sufrió en Ortiz. Su Excelencia creyó necesario destruir un grueso cuerpo, que con el nombre de reserva reunía el Brigadier Real [1], y aprovechar además los recursos y comodidad que ofrecía esta ruta para conservar nuestra numerosa caballería. Al aproximarse nuestras tropas, Real abandonó El Pao y replegó hacia Valencia, y la División del General Páez marchó sobre San Carlos, que ocupó después de haber sido completamente batida la columna enemiga, que inútilmente emprendió defender aquella ciudad.

S.E. estableció su cuartel general en San José de Tiznados el 13 de abril, y esperó que se reuniesen todos los cuerpos, que habían obrado con buen suceso en los pueblos de San Francisco de Tiznados y Barbacoas, que los españoles intentaron en vano insurrecionar. El 15 marchó el General [2] Sedeño con su División hacia El Pao; y el 17 la columna de caballería, a las órdenes del General Zaraza [3] y 300 cazadores que se hallaban campados en el Rincón de los Toros, fueron sorprendidos, y dispersados por el Comandante López [4], que murió en esta acción con una gran parte de su fuerza. El General Sedeño, a la cabeza de mil y quinientos hombres de toda arma, volvió a los Llanos de Calabozo.

Los enemigos, erguidos con este último suceso, resolvieron salir contra las fuerzas del General Páez, y al efecto reunieron todas sus guarniciones de las plazas, y aún los cuerpos cívicos de Caracas. Con este nuevo ejército, bajo las órdenes del Brigadier La Torre [5], se presentaron el 2 del corriente en las llanuras de Cojedes, en donde nuestras tropas esperaban con impaciencia. Es aquí en donde se ha dado un combate sangriento, y en donde los españoles han acabado de conocer la superioridad de nuestra caballería.

El enemigo se presentó con su infantería en columnas, al centro de otras dos columnas de caballería, que formaban sus alas. Nuestro ejército le aguardó en formación de batalla: el General Anzoátegui [6] mandaba la infantería, el Teniente Coronel Cornelio Muñoz la caballería de la derecha, y el Coronel Iribarren [7] la de la izquierda; el Coronel Rangel [8] mandaba la reserva. Nuestra línea cargó con la mayor intrepidez sobre el enemigo, y a pesar de su firmeza fueron destrozadas sus columnas de caballería, y mucha parte de su infantería. La que no entró en combate debió su salvación a haber tomado el bosque por la morosidad de nuestra reserva, que no llenó su deber, a pesar de los esfuerzos de sus jefes. El campo quedó cubierto de mil cadáveres, de multitud de armamento, municiones, equipajes, comisarías, y gran cantidad de prisioneros. El Brigadier Correa [9], Jefe del Estado Mayor General, y el Coronel González Villa [10], Comandante de Castilla [11], han muerto entre otros oficiales de graduación. También se dice del General La Torre, aunque no se sabe positivamente. Todos los jefes de los Dragones de la Unión, de los Húsares, y Lanceras del Rey, han muer­o igualmente.

Nuestra pérdida es pequeña; pero se hace muy sensible por no haber podido obtenerse un completo suceso continuando nuestras marchas hasta Valencia, por el estado a que ha queda­do reducida nuestra caballería por sus marchas y contramarchas. La División del General Sedeño mantiene en tranquilidad todos los Llanos de Calabozo.

En ocho combates, que con sucesos alternados han prolongado una campaña, que debía haber sido ya terminada, se ha visto en ambas partes conservar sus posiciones, que respectivamente más convienen a los dos ejércitos. Los españoles fuertes en infantería cubren las montañas: nosotros fuertes en caballería poseemos las llanuras, y todo el interior de Venezuela. Aunque aparentemente esta campaña parece indecisa nada, puede hacerla inclinar en favor de las armas españolas. Ellos han perdido sus generales, jefes, oficiales y tropas europeas, y más de tres mil soldados del país, todos los recursos, todos los abastos, y todas las caballerías. Nosotros hemos sufrido la pérdida, debemos confesarlo, de más de mil infantes y quinientos caballos, algunas armas y municiones, y algunos bravos oficiales; pero nosotros reparamos nuestras desgracias con la misma prontitud que las experimentamos, en tanto que nuestros enemigos tienen sus elementos militares a tanta distancia del teatro de la guerra, y sus sacrificios por esta causa les son infinitamente más costosos que a nosotros, que todo lo tenemos en el seno de nuestro país.

Cuartel General en San Fernando.

El Subjefe de Estado Mayor General,

FRANCISCO DE P. SANTANDER.

* De una hoja impresa coetánea. Archivo del Libertador. Vol. 25, fol. 73. La citada hoja tiene por pie de imprenta: "ANDRÉS RODERICK, Impresor del Ejército de la República". El boletín está firmado por el Coronel Francisco de Paula Santander, Subjefe del Estado Mayor General.

Notas

[1] Brigadier Pascual Real.

[2] General de División Manuel Sedeño.

[3] General de Brigada Pedro Zaraza.

[4] Coronel Rafael López.

[5] Brigadier Miguel de La Torre.

[6] General de Brigada José Antonio Anzoátegui.

[7] Teniente Coronel Guillermo Iribarren.

[8] Coronel Antonio Rangel.

[9] Brigadier Ramón Correa.

[10] Coronel Pedro González Villa.

[11] Batallón de linea segundo del Castillo. Este nombre Castilla se refiere al regimiento al cual pertenece el batallón.

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