Lima, 8 de marzo de 1825.
Señor Coronel Diego Ibarra.
Mí Querido Diego:
Mucho tiempo ha que no recibo ninguna carta tuya, y esto me tiene bastante inquieto, a pesar de que he sabido, por varios oficiales que te han visto en Caracas, que estabas ya muy restablecido de la fuerte caída que llevaste. Escríbeme, pues, si es que no vienes. Pero yo deseo que me vengas a ver si tus males y tu mujer te lo permiten.
Estamos ahora sitiando el Callao, y tratando de establecer baterías, y abrirle brecha para lo cual hemos pedido cañones a Guayaquil. Yo espero que todo se logrará, pero a costa de mucha sangre y de mucha pena. Yo me voy al Alto Perú a fines de este mes. Nuestras tropas, mandadas por Sucre, deben estar del otro lado del Desaguadero y en posesión de algunas provincias de las que ocupaba Olañeta. En Cochabamba hubo una revolución contra el tal Olañeta, y perdió en ella cerca de 1.000 hombres, poco más o menos, que están con nosotros.
El Congreso se ha mostrado muy agradecido y aun magnánimo con todos nosotros. A mí me ha colmado de honores, a Sucre le han dado el bello título de Mariscal de Ayacucho, han dado un millón para el ejército y a mí me quisieron dar otro, pero yo, como tu debes suponer, no quise aceptarlo, y últimamente, para terminar una especie de contienda que se levantó entre el Congreso y yo, tuvo éste que decidir que el tal millón se dedicase al pueblo de Caracas por ser mi país nativo, como lo verás por la gaceta que te incluyo.
Mis cariños a mis hermanas; escríbele mil cosas al señor Peñalver a Valencia. Saluda siempre, de mi parte, a tu buen padre, en fin dile a todos mis amigos y parientes de Caracas un millón de expresiones.
Si tú llegares aquí después de haberme ido yo, pídele al general Salom dos caballos muy buenos que dejo para ti.
Vente pronto, mi querido Diego, y créeme tu afino, de corazón.
[BOLÍVAR]
* De un impreso moderno: Simón Bolívar, Obras completas, tomo II, p. 94. El compilador informa que la tomó de "una copia", sin otras referencias.
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