Lima, 25 de octubre de 1823.
Al señor Salazar.
Anoche ha llegado a esta capital el general Sucre, habiendo dejado en Pisco los transportes con las tropas colombianas y chilenas de su mando. Esperó en Quilca hasta el 20 como había ofrecido la nueva expedición de Chile; pero no habiendo llegado hasta aquella fecha no pudo esperar más y se vino. El general Santa Cruz ha quedado en Moquehua con cerca de 2.000 hombres de su división que ha reunido. El Libertador ha dispuesto que las tropas chilenas del mando del general Pinto vuelvan a Intermedios para que se reúnan con la expedición que debe venir de Chile y con la del general Santa Cruz. Que el general Alvarado tome el mando de todas ellas. Reunidas estas fuerzas pueden hacer una división de más de 5.000 hombres que tienen órdenes de obrar por las Provincias situadas más al Sur del Perú. Entretanto el Libertador con las tropas de Colombia, del Río de la Plata y peruanas, obrará inmediatamente por el Norte invadiendo la Sierra de frente. Esta operación llamará todas las fuerzas, o la mayor parte de las enemigas hacia la dirección que toma S.E. y pondrá a la expedición del Sur en el caso de obrar con grandes ventajas en el Sur, donde no les podrían oponer grandes fuerzas. Si el Gobierno de Chile adopta ahora el sistema de guerra que propone S.E. el Libertador de encargarse de hacer la guerra en el Sur, mandando 3.000 hombres más con víveres, caballos, mulas y bien equipados, entonces pueden esperarse más felices resultados porque el Gobierno de Chile puede dar una dirección acertada a estas tropas y auxiliarlas frecuente y oportunamente nombrando también al general que deba mandarlas. Otro tanto hará S.E. el Libertador por el Norte, encargándose exclusivamente de la guerra por esta parte y trayendo de Colombia cuanto sea posible.
Si el Gobierno de Chile insta vivamente al de Buenos Aires para que envíe una expedición de 2.000 hombres por Salta, los sucesos del Sur serán mucho más seguros.
El coronel Urdininea puede dar auxilios de mulas y caballos a una expedición que se dirija a Atacama, [1]] o Tarapacá [2]] para penetrar a Potosí, lo que podrá verificarse poniéndose de acuerdo el Gobierno de Chile con este coronel. Por Tarapacá la Cordillera es bien accesible y no presenta los inconvenientes que por otras partes; tampoco es difícil el tránsito al Potosí, además de que sería fácil reunir por esa dirección las tropas de Chile con las que vinieren de Salta y apoderse así del Potosí, y demás provincias del Alto Perú. El general Alvarado tiene órdenes de obrar lo más al Sur posible para que alejado de las tropas enemigas pueda organizarse con más tranquilidad y obtener buenos sucesos.
S.E. quiere que V.S. haga lo posible cerca del Gobierno de Chile porque adopte este plan de guerra, pues parece indubitable que obrando una fuerte división de Chile por el Sur bajo la inmediata dirección de su gobierno, y las tropas de Colombia por el Norte a las órdenes del Libertador, se obtendrán sucesos felices que terminarán la guerra del Perú.
Insiste S.E. en que V.S. presente al Gobierno de Chile la oportunidad de obrar por el Sur una expedición chilena, bien provista y equipada, pues el enemigo debe cargar necesariamente todas sus fuerzas al Norte por donde lo invade el Libertador.
Tengo el honor &.
[¿JOSÉ GABRIEL PÉREZ?]
* De un impreso moderno. "Relaciones Diplomáticos de Bolívar con Chile y Buenos Aires", (V. Lecuna), tomo I, pág. 128.
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