Lima, 7 de marzo de 1825.
Señor Doctor José Manuel Restrepo.
Mí Querido Amigo:
He recibido con la mayor satisfacción la carta de Ud. del 6 de febrero. Quedo encantado de la bondad con que Ud. me honra en el negocio de la renuncia, que hice al Congreso, de la presidencia de Colombia. Ud. se ha preocupado con respecto a mí, que me cree necesario para la salud de mi patria, cuando todo el mundo publica ya, por otra parte, que no soy necesario en un país gobernado por las leyes y hombres dignos de presidirlas. La época presente demuestra que Colombia se ha constituido de un modo muy sólido y permanente. Crea Ud., mi querido amigo, que nadie es preciso en este mundo; como lo decía Bonaparte con sobrada razón. Si yo no hubiera salido de Colombia, se creería que su permanencia era obra mía, y ya se ha visto que no es así, sino que el Vicepresidente y su distinguido ministerio, han obtenido el triunfo más completo en una época la más difícil y la que encerraba todos los peligros. Ustedes han superado el principio de las cosas y, por consiguiente, el fin no será difícil. El mal de que adolece Colombia, mi querido amigo, no depende ni de Ud., ni de mí ni de nadie sino de un poder extraño y muy grande de la Inglaterra, si viene a ser nuestra aliada.
A Ud. le han persuadido de que yo he estado incómodo con el Congreso y con el Vicepresidente. Todo es falso y muy falso. Es verdad que en aquel momento me pareció la ley embarazosa y que el fundamento de ella no me honraba. También creí que el Vicepresidente había sido generoso a mi costa; digo a mi costa, porque yo creía perder por acá con la oferta generosa del desprendimiento del Vicepresidente. Crea Ud., mi querido amigo, que yo no tengo sentimientos personales jamás. Mis cóleras pertenecen a los relámpagos que pasan con ellos. Ud. me lisonjea mucho con decirme que se me permitirá vivir en un ocio merecido, quedando solamente mi nombre afecto a la presidencia. Esto me lisonjea, pero no me contenta. Yo deseo realmente verme libre del mando para poder hacer un bien efectivo a mi patria. Este bien se verá después. Yo tengo una idea secreta que no puedo mostrar mientras esté en el mando. Esta es la idea que puede salvar o perder a Colombia: digo, perder si no se realiza. Ud. sabrá por el Vicepresidente todas las noticias de por acá; todas son muy favorables a su causa pública y a la realización de la federación americana.
Tengo la mayor ansia de ver la Historia de Colombia: ella debe ser digna de su autor. Repito que tengo una ardiente curiosidad por verla. Yo me voy para el Alto Perú en busca del general Sucre, que debe estar ya en el Potosí; las tropas de Olañeta se han dispersado todas, y muy pronto estará todo terminado.
Soy de Ud. afectísimo de corazón.
[BOLÍVAR]
* De un impreso moderno: Simón Bolívar, Obras completas, tomo II, pp. 92-93. El compilador dice que la tomó de: Blanco y Azpurúa, Documentos para la vida pública del Libertador, tomo IX, pp. 608-609. Estos últimos compiladores omiten la información acerca de la fuente de la presente carta.
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