Magdalena, 16 de mayo de 1826.
(Al Señor Manuel de Vidaurre).
He leído con infinita satisfacción la apreciable carta de Vd. del 3 de abril a que Vd. acompaña copia de las bases que Vd. ha trabajado para la confederación. Antes había visto varios otros escritos que Vd. ha presentado y me ha sido muy agradable ver que Vd. siempre se ocupa sin descanso en bien de su patria.
El consejo de gobierno, después de haber recibido las últimas comunicaciones de Vd. y después de haber oído los informes que le ha dado el señor Pando, se ha determinado a dar a Vds. sus últimas instrucciones. Diré a Vd. que yo no he tenido intervención alguna en ellas, porque, debiendo asistir a aquella confederación los diputados de Colombia, me ha parecido un deber propio de mi delicadeza abstenerme de toda influencia en las órdenes que reciban los del Perú de parte de su gobierno. Además, las instrucciones que remite el consejo de gobierno son las que exige el bien del país, pues que ninguno más que aquéllos que componen este gobierno debe interesarse por él. Así, yo espero, mi querido amigo, que Vd. redoblará sus esfuerzos: los unirá, a los de su digno colega el señor Tudela y nada omitirán a fin de llevar al cabo la empresa más grande de los americanos, y la que más podía honrar a aquéllos que la sirven.
El señor Pando me ha hablado mucho sobre Vd. y se me ha manifestado muy complacido de la unión que siempre reinó entre Vds. dos; lo mismo creo que será con respecto al señor Tudela cuyos talentos y moderación estimo en extremo. El señor Pando ha sido ya nombrado ministro de estado y mucho debemos esperar de su capacidad y de su versación en los negocios extranjeros.
En fin, mi querido amigo, yo espero que Vd. me
Soy de Vd. afectísimo amigo.
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