(Lima, 15 de abril de 1826)
(A S. E. el Presidente del Congreso).
Exmo. señor:
Felicito a la república peruana por el augusto acto que acaba de ejercer en el nombramiento legitimo, y completo de sus representantes al Soberano Congreso de la nación.
S. E. el Consejo de Gobierno se halla investido de toda la autoridad que el Congreso tuvo la bondad de delegarme, al tiempo de disolverse. Tan solamente había conservado el mando militar, porque hallé, en mi concepto, que debía retenerlo hasta que se terminase la guerra del continente peruano. Mas resuelto a dimitirlo en el Soberano Congreso cuando fuese instalado, así, yo renuncio este último resto de mando.
Si mis servicios tienen algún valor a los ojos del pueblo que el Congreso representa, me atreveré a rogarle, por ellos, que uno de los primeros pasos del gobierno peruano sea el reconocimiento de la nueva república del Alto Perú.
Todas las tropas colombianas no han partido ya para su país, a causa de no haber sido ajustadas todavía ni pagadas totalmente. Yo me lisonjeo que el Congreso ordenará que inmediatamente lo sean, y se les proporcionen trasportes que las lleven a su patria.
Suplico a S. E. el Presidente se sirva tomar la pena de ofrecer al Soberano Congreso los profundos testimonios de mi consideración y respeto.
Este borrador carece de fecha. Hemos puesto la que creemos le corresponde. El congreso no llegó a instalarse.
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