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DOCUMENTO 7924 CARTA DE BOLÍVAR PARA (SANTANDER), FECHADA EN LIMA EL 3 DE OCTUBRE DE 1823, EN LA CUAL LE ENVÍA CORRESPONDENCIA DE SUCRE. LE HABLA SOBRE UNA BATALLA QUE PODRÍA ESTARSE DANDO O SE HABÍA DADO YA, Y SE EXTIENDE EN APRECIACIONES SOBRE SUS ACTIVIDADES EN EL PERÚ, TANTO PRESENTES COMO FUTURAS. *

Lima, 3 de octubre de 1823.

Mi querido general:

Remito a usted una correspondencia interesantísima de Sucre, por la que verá usted que en este momento se está dando una gran batalla o se ha dado ya entre los españoles y nosotros por el Desaguadero y Puno. Amigo, esta es otra batalla como la de Carabobo, en que están comprometidos todos los intereses. El vencedor es dueño para siempre del país, porque destruye las fuerzas enemigas y duplica las suyas.

Las tropas de Santa Cruz son muy malas, en tanto que las de Valdés son las mejores que tienen los españoles; así es que si estos dos jefes se baten solos, no hay la menor duda que perdemos la batalla. Si Canterac se bate con Sucre sobre Puno, como puede suceder, la suerte será la que decida; pero de ningún modo reparará este último suceso el efecto del primero, porque son fuerzas dobles las que tienen Laserna y Santa Cruz. En fin, dentro de diez o doce días sabremos si el Perú es o no independiente, y entonces preparémonos para nuevos sacrificios, pues los españoles no admitirán armisticio por esta parte y nosotros por consiguiente tendremos que continuar la guerra en el sur de Colombia. Mi pobre reputación volverá a correr tantos peligros como los ya vencidos, y por lo mismo ruego a usted como amigo, que me mande todos los auxilios imaginables. Además de los 3.000 veteranos que he pedido a usted, antes de ahora, que deben venir por el Istmo, le ruego a usted, le pido por la amistad más tierna que me mande cuantas tropas haya disponibles o se puedan reunir, y cuantos fusiles no sean absolutamente necesarios por allá o se puedan comprar; tropas y fusiles es todo lo que necesitamos con buenos jefes de infantería como Manrique, [1]] Uslar, [2]] Carrillo, [3]] si está bueno, y aun el loco de Arguindegui. Los Granaderos de la Guardia los pido de preferencia a todos, porque tiene buena oficialidad y puede traer excelente recluta. Diré a usted de paso que Valdés está inservible por un mal de orina, y que Lara ha disgustado mucho a su División, tanto que ha habido un motín de los jefes contra él, los que debemos castigar ejemplarmente para que no nos veamos envueltos, como los demás puntos de América, en sediciones militares. Así es que ya no puedo contar con estos jefes para nada, por lo que necesito de sus reemplazos.

Yo he dado mis disposiciones para que vengan los 3.000 hombres que se esperan por el Istmo, de que hace mención el general Carreño; [4]] hablo de los primeros 3.000 hombres que usted ha ofrecido mandar después del triunfo contra Morales, sin contar otros 3.000 más que le pido a usted ahora en el caso de que Sucre y Santa Cruz sean derrotados, lo que usted sabrá oportunamente, para que haga este nuevo y doloroso esfuerzo.

Si nosotros triunfamos, no hay más que hacer que irse cada uno para su casa, como pueda, y hacer o no hacer la paz según las circunstancias; pero si somos derrotados en el Alto Perú, debemos hacer armisticio y paz, sea como sea, porque sólo Colombia está empeñada en esta lucha, mientras que Chile y Buenos Aires están muy remolones. El segundo no puede hacer nada, y el primero está embromando con sus tropas, mientras que se decide la cuestión bien o mal; sin embargo, yo escribiré a Chile de nuevo encargándoles la guerra del sur, mientras que yo me encargo por esta parte de entretener y batir al enemigo. Si Chile hiciere lo que nosotros, no hay duda que podríamos vencer al fin, y esto es tanto más útil cuanto que la América Meridional queda en una posición falsa con respecto a la Europa, porque los españoles, después de su guerra con Francia, tendrán un diluvio de veteranos que mandar al Perú, en tanto que nosotros no tendremos sino reclutas para entonces; de consiguiente podremos ser conquistados y hacer nuevos sacrificios como los presentes para defendernos después de muchos desastres.

No hemos vuelto a saber nada de los comisionados que vienen de Buenos Aires para tratar con los españoles y con nosotros sobre el armisticio y la paz, aunque sabemos fijamente que están en marcha hacia su destino. Todo esto no valdrá nada si no triunfamos, porque los generales españoles dicen que no entran por nada porque han vencido, y están erguidos; a la verdad, con 16.000 veteranos que tendrán entonces, algo podrán emprender contra Colombia, dejando bien asegurado su Perú. Pero a bien que nosotros tenemos 32.000 hombres sobre las armas en nuestra querida Colombia y más guapos que ellos, aunque no tan militarmente organizados.

Al general Salom le ordeno ahora muchas cosas importantes; él y Sucre son los hombres que tenemos, los demás son muy trabajosos ya por una causa, ya por la otra; el que menos, está enfermo como Valdés y Mieres.

El señor Riva-Agüero está muy resentido contra el Congreso y contra nosotros; nos tiene tomado el país de recursos del Perú; nos está sitiando, y hay sospechas de que tiene comunicaciones con el enemigo; por consiguiente mandaré 3.000 colombianos a que le vayan a someter de grado o por fuerza. Además, nos tiene interrumpida la comunicación con Colombia, nos amenaza de insurreccionar nuestras provincias del sur, y últimamente nos ha impedido nuestra marcha a la Sierra de Pasco y Jauja, lo que habría producido admirables efectos a la causa general de América. En fin, amigo, estamos obligados a tomar este partido por todas estas consideraciones, y porque, además, el Congreso está tratando actual­mente de ratificar el tratado de federación para pedirnos con algún derecho protección contra los facciosos.

Desde que salí de Guayaquil no he recibido comunicación ninguna de Colombia, así nada sé de usted. Por noticias voladas he sabido algunas cosas importantes, como la ocupación de Pasto por nosotros y la llegada de un correo de Bogotá hasta Guayaquil. Riva-Agüero nos tiene cortada la comunicación por tierra y los buques no las han traído por mar.

Adiós, mi querido general, téngame usted compasión como yo se la tengo a usted.

Soy de usted amigo de corazón,

BOLÍVAR.

* De un impreso moderno. "Correspondencia dirigida al General Santander", volumen II, págs. 422-425.

Notas

[1] [Manrique. Quizás se refiera al prócer venezolano Manuel Manrique ya descrito anteriormente, y que murió ese mismo año en Maracaibo.

[2] [General Juan Uslar, alemán, quien desde 1819 empezó a prestar servicios a la Independencia, entre los cuales se destaca su valerosa actuación en Carabobo. Fiel amigo de Bolívar, quien lo distinguía de manera especial.

[3] [General Cruz Carrillo, ilustre prócer de la independencia, nacido en Trujillo en 1796 y muerto en esa misma ciudad en 1865.

[4] [General José María Carreño, XII, 245-246.

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