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DOCUMENTO 1043. DEL ORIGINAL. O.C.B. CARTA DEL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR DIRIGIDA AL GENERAL PEDRO BRICEÑO MÉNDEZ, FECHADA EN LIMA EL 27 DE FEBRERO DE 1826. DICE QUE UNO DE LOS REMEDIOS A LOS MALES QUE SE PRECIPITAN SOBRE VENEZUELA ES MANDARLE LA CONSTITUCIÓN DE BOLIVIA AL GENERAL PÁEZ. LE AÑADE QUE EN EL PERÚ LE INSTAN A QUE SE QUEDE, MIENTRAS QUE EN COLOMBIA TODOS LE "DAN SUS VOTOS PARA PRESIDENTE". QUE EL CONGRESO GENERAL (DEL PERÚ) NO SE HA REUNIDO POR FALTA DE DIPUTADOS. QUE SE MUESTRA ANSIOSO POR VER REUNIDO LA ASAMBLEA GENERAL DEL ISTMO; Y LE PIDE QUE DEBE "UNIFORMAR" LA OPINIÓN DE LOS DEMÁS ESTADO PARA RECHAZAR QUE EUROPA RECONOZCA LA INDEPENDENCIA DE AMÉRICA A CAMBIO DE DINERO. LE INFORMA QUE REMITE LOS IMPRESOS DE CHILE CON LAS NOTICIAS ACERCA DE LA RENDICIÓN DE CHILOÉ.

Lima, 27 de febrero de 1826.

SEÑOR GENERAL PEDRO BRICEÑO MÉNDEZ.

Mi querido Briceño:

Guzmán me ha entregado una carta de Vd. que he leído con mucho interés. [1] Es ciertamente una felicidad sobre todo para mi, que Vd. haya llegado a Caracas en momentos tan oportunos, y nunca ha dado una prueba más relevante de su excelente juicio que oponiéndose a las ideas que prevalecían en Caracas, y hacer que se me consultase en un proyecto que indudablemente iba a arruinar mi crédito y a manchar eternamente mi gloria y mi reputación. Esté Vd. persuadido que no entraré en él.

Como Vd. lo puede imaginar, su carta me ha dado mucho que pensar, y, después de las más detenidas meditaciones, he creído que el mejor remedio que podemos aplicar a un mal que nos podría ser funesto, es que yo remita a Páez mi proyecto de constitución para Bolivia en contestación a la carta que me ha escrito, y con el objeto de que se penetre de mis ideas sobre la estabilidad unida a la libertad y conservación de los principios que hemos adoptado. Esta es la grande idea que yo me he propuesto al formar la constitución de Bolivia, que, a la vez, reúne todos los bienes y todos los extremos, porque hasta los federales hallan en ella sus deseos en mucha parte. Yo le añadiré a Páez que en el año 31 puede hacerse una reforma favorable a la estabilidad y a la conservación de Colombia; pero que, de ningún modo, conviene precipitarse en un extremo que irremediablemente nos conducirla a la anarquía más espantosa, pues nada es tan peligroso como una reforma, y sobre todo una de esta naturaleza. Por su parte, yo deseo que Vd. escriba a Páez sobre esto mismo presentándole y aun esplanándole estas ideas y estos sentimientos míos, a fin de que no se precipite en un proyecto tan difícil, tan peligroso y tan poco glorioso.

Yo he venido a esta capital después de haber recorrido las provincias del Alto Perú y después de haber recibido el honor más grande a que podía aspirar un mortal: el de dar su nombre a un pueblo entero. Aun cuando yo no hubiese recibido, ni recibiese otra demostración pública, ésta basta para llenar mi alma y mi corazón.

Aun no se ha instalado el congreso general por falta de diputados, pero no podrá dilatar arriba de quince días. A la verdad, yo me encuentro en una posición difícil, pero honrosa. En este país todos tienen sus esperanzas en mí; todos me ruegan, me instan que me quede para guiarlos nuevamente por la senda que va a abrirse, mientras que en Colombia todos me dan sus votos para presidente. Según la relación que se ha hecho de nuestras elecciones, parece indudable que yo seré electo y entonces me llamará el congreso. Esta es mi situación, y, a la verdad, que no deja de ser penosa. En fin, yo no sé que haré y dejaremos que las mismas circunstancias me vayan marcando la ruta que he de seguir.

Estoy muy ansioso por ver instalada la asamblea general del Istmo. Después de que éste es un paso eminentemente político e interesante, es un paso que estamos comprometidos a dar cuanto antes, pues que la Europa tiene los ojos fijos sobre el Istmo, y aguarda con una impaciente curiosidad ver cual es el objeto de nuestra alianza. Así, pues, yo recomiendo a Vd. y a Gual para que hagan lo mismo con respecto a los otros diputados, a fin de que la asamblea se instale cuanto antes. Crea Vd. que el día que yo lo sepa será para mí muy lisonjero.

No es difícil creer que la Francia unida a la España pretenda tomar una medida igual a la que la primera ha adoptado con respecto a Haití, y que apoyen sus propuestas con una fuerte escuadra y aun un ejército.

Por mi parte, soy de opinión que primero debemos perecer todos antes que comprar nuestro reconocimiento a tan vil precio. Así, me parece que Vds. en el congreso del Istmo deben tener esto presente, y que procurasen uniformar la opinión de los demás estados a este respecto.

Mando a Vd. los impresos de Chile: en ellos encontrará Vd. los detalles de la rendición de Chiloé, que no deja de ser un suceso de bastante importancia.

Salude a Gual, Pando, Vidaurre y demás, y créame su afmo.

BOLÍVAR.

P. D.—El congreso del Perú se instalará dentro de seis u ocho días y entonces veremos quien manda este país. El pobre general La Mar se va a Guayaquil por enfermo y porque no quiere mandar absolutamente. Sucre es muy necesario en Bolivia, y además allá lo han pedido a Colombia. Dudo que el general Santander acepte la vicepresidencia. Entonces Vd. o Sucre deben ser electos: con tales suplentes podemos consolarnos de la pérdida de Santander.

Yo creo que Vd. debería llamar a su mujer y estar con ella donde quiera que fuese. Esto es lo que conviene a Vd. y a ella. Además, es perder en ausencias el tiempo que se debería aprovechar en satisfacción y en gozar del sentimiento puro e inocente del amor. Todo lo demás me parece lleno de inconvenientes y de dolores. Esto lo digo con todo mi corazón. A Santander le he dicho que mandase entregar a Vd. una suma de dinero por mi cuenta: no sé lo que habrá hecho; porque en negocios de dinero siempre hay delicadezas que llenar.

Recomiendo a Vd. muy particularmente al señor Tudela, que es un sujeto muy instruido y muy próvido. Lo mismo hago con el señor Vidaurre que es un exaltado amigo mío y es un sujeto a quien extravía.

Soy otra vez su tío.

BOLÍVAR.

Revisada con el borrador existente en el archivo.

Notas

[1] En la carta original quedó en blanco la palabra "uniformar".

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