Caracas, 21 de febrero de 1827.
A LA SEÑORA MARÍA ANTONIA BOLÍVAR.
Mi querida Antonia:
Todos los días se me presentan acreedores que me vienen a cobrar cantidades, o que se han dejado de pagar o que yo ignoro. Sin saber nada, pues, las mando pagar tan sólo porque no me enfaden y padezca mi crédito. Así yo te vuelvo a encargar por la milésima vez, me pases una cuenta corriente entre tú y yo para saber qué debo, qué has pagado y en qué pie están nuestros asuntos, para yo tomar las medidas necesarias a fin de que no me estén importunando a cada momento.
Aguardo, pues, la cuenta, y soy tuyo.
BOLIVAR