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DOCUMENTO 1206. DEL ORIGINAL. O.C.B. CARTA DEL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR DIRIGIDA AL GENERAL FRANCISCO DE PAULA SANTANDER, FECHADA EN NEIVA EL 5 DE NOVIEMBRE DE 1826, REFLEXIONANDO SOBRE LA CRISIS QUE SE HA DESATADO EN VENEZUELA.

Neiva, 5 de Noviembre de 1826.

A S. E. EL GENERAL F. DE P. SANTANDER.

Mi Querido General:

Acabo de recibir, al llegar hoy aquí, la última carta de Vd. del 29 de octubre en que Vd. me participa la deposición del general Bermúdez y la reunión a Páez de las provincias del Oriente. No puedo concebir este hecho en circunstancias tan apuradas para Páez y todo simultáneamente por tres individuos en distintas partes. Vd. lo sabrá allá más que yo.

Lo que Vd. me dice de Mompox y Santa Marta no lo extraño, porque cuando el pueblo obra no guarda armonía ni concordancia. He escrito a Vd. de Guayaquil, Quito, Ibarra y Pasto. De Popayán escribí también una carta que después rompí; lo mismo que he hecho con otra respuesta a la que trajo O’Leary. Ahora contesto la que condujo el oficial que Vd. mandó de expreso a traerme la noticia de mi sobrino Clemente y de la interceptación de la correspondencia con los españoles por los revolucionarios. Todo junto, hechos y observaciones, incidentes y accidentes, causas y efectos, todo me confirma en la idea de que Colombia está perdida para siempre: que con dictadura o sin ella, los indios serán indios, los llaneros y los abogados intrigantes.

Crea Vd., mi querido general, que nosotros no podemos salvar este nuevo mundo de la anarquía que ya lo’ devora con sus garras; por lo que debemos dejar al pueblo que diga su pensamiento, lo ejecute y se deba a sí mismo la suerte que decida. Yo no soy tan fuerte para domar un mundo, y mucho menos aun para gobernarlo por ideas metafísicas y por principios morales. Dicen muy bien los ingleses de que no somos capaces de gobernarnos por leyes ni de amar la libertad; me explicaré mejor: han dicho una tontería, pues que no era posible que fuésemos ingleses, únicos que aman la libertad y las leyes.

Yo no quiero, mi querido general, presidir los funerales de Colombia; por esto no desisto de mi resolución de rechazar la presidencia y de irme de Colombia, pero muy pronto, muy pronto, muy pronto. El año de 27 será peor mil veces que los de 14 y 15. El despotismo lleva consigo su remedio y la anarquía envenena para siglos la sangre del cuerpo social. La insurrección de Páez tendrá reatos en todo este siglo, pues su imperio será dividido entre los consabidos. Desengáñese Vd., esto no tiene remedio, bueno o malo: esto está perdido enteramente y para siempre; y mientras que el pueblo quiere asirse de mi, como por instinto, Vds. procuran enajenarlo de mi persona con las necedades de la Gaceta y de los oficios insultantes a los que ponen su confianza en mi. Está bien, Vds. salvarán la patria con la constitución y las leyes que han reducido a Colombia a la imagen del palacio de Satanás que arde por todos sus ángulos. Yo, por mi parte, no me encargo de tal empresa.

El 1 de enero le entrego al pueblo el mando si el congreso no se reúne para el 2. Marcharé a Venezuela a dar allí mi última prueba de consagración al país nativo. Si Vd. y su administración se atreven a continuar la marcha de la república bajo la dirección de sus leyes, desde ahora renuncio el mando para siempre de Colombia, a fin de que lo conserven los que saben hacer este milagro. Consulte Vd. bien esta materia con esos señores, para que el día de mi entrada en Bogotá sepamos quien se encarga del destino de la república, si Vd. o yo.

Repito, el ejercicio que yo haga de este poder será devolverlo al pueblo, quiero decir, a los colegios electorales para que dispongan de Colombia como quieran. Yo no quiero enterrar a mi madre; si ella se entierra viva, la culpa será suya, o del congreso que la ha reducido a la extremidad por el acto inicuo y torpe contra Páez.

Mi querido General, deseo ver a Vd. y a todos esos señores, lo más pronto posible, con las lágrimas en los ojos como dos hermanos doloridos y tiernamente amantes de una madre que ha expirado. Déle Vd. mil expresiones a todos esos señores mis amigos y reciba Vd. el corazón de su amigo.

BOLÍVAR.

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