LIMA, 6 DE AGOSTO DE 1826. SEÑOR GENERAL: JOSÉ PADILLA.
Mi Querido General:
Hoy he tenido el gusto de recibir la carta de Vd. del 11 de mayo, que he leído con infinito interés. Antes de verla ya habla yo recibido las noticias que Vd. me comunica sobre el general Páez, que, a la verdad, han sido bien alarmantes, pero no tanto como se ha creído al principio.
Sin embargo, ellas me han forzado a meditar profundamente sobre el actual estado de Colombia y sobre los medios de evitar las calamidades que la amenazan, mientras que puedo desembarazarme de la multitud de negocios que me detienen en este país y vuelo a Colombia a llevar allí mis consejos y mis opiniones. Por esta consideración me ha sido ciertamente muy agradable recibir la carta de Vd., y me he complacido como nunca al ver el juicio y la moderación con que piensa en estas circunstancias. De este’ modo no perderemos en un día el fruto de tantas victorias y de tantos sacrificios, que serian reducidos a la nada si no se unen estrechamente los buenos ciudadanos como Vd. para sostener el edificio de nuestra gloria.
Colombia es la palabra sagrada de todo ciudadano virtuoso, y yo mismo soy el punto de reunión de cuantos aman la gloria nacional. Con tales guías no hay razón para extraviarnos. Reunámonos alrededor de estas insignias que nos han servido en los largos días de desastres, y que no debemos abandonar en los instantes del triunfo.
Mientras emprendo mi marcha a Colombia envío a Cartagena y Venezuela al ciudadano Antonio Leocadio Guzmán, para que comunique a Vd. las ideas que me han ocurrido: óigalas Vd. Entre tanto puedo adelantarme a proponer el código boliviano que, con muy pocas modificaciones, parece aplicable a todas las situaciones que Colombia puede apetecer.
BOLÍVAR.
Es copia - Padilla
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