Lima, 8 de abril de 1825.
A S.E. el General R. Urdaneta.
Mí querido general: Mucho tiempo ha que no sé directamente de V., aunque por las gacetas he tenido noticias algunas veces de su destino y otras de su salud. Siempre he estado en el mayor sentimiento, porque la mala suerte de V. le ha privado de los destinos más gloriosos que naturalmente le cabían. Debemos convenir que la fortuna le fue a Vd. muy propicia al principio, y que después ha sido muy caprichosa. La sabiduría aconseja la resignación más absoluta a los decretos del destino para disminuir sus rigores.
V. ha sido padre, y V. se ha casado [1] y V. tiene tiempo sobrante y no me dice nada. Puede ser que Vd. se excuse con que yo le debo a V. alguna carta. La razón es justa, aunque mi delito en esta parte es muy general, pues al mismo Santander con quien tengo negocios muy importantes le debo muchas cartas. Yo no tengo quien me escriba y yo no sé escribir. Cada instante tengo que buscar nuevo amanuense y que sufrir con ellos las más furiosas rabietas, por lo que me es imposible tener correspondencia con nadie. Alguna vez he estado intentado por publicar en la gaceta esta carencia a fin de que todos sepan la causa de mi silencio. V. sabe que un hombre como yo no puede dictar a cualquiera amanuense sus secretos; por lo mismo, debe V. excusarme y no tenerme en mal concepto con respecto a su amistad. Además, V. debe haber sabido antes de ahora que yo escribo menos a mis amigos que a los demás, contando con la indulgencia de ellos, mientras que no cuento con la de los indiferentes.
Póngame V. a los pies de su señora y reciba el corazón de su mejor amigo.
BOLÍVAR.
* Archivo del Libertador, vol. 47, folios 35-36. Del original. Firma autógrafa. El encabezamiento y el cuerpo de la carta, lo mismo que el sobrescrito, son de letra del Coronel Guillermo Ferguson, edecán del Libertador. Existe una copia de este documento en el propio Archivo del Libertador, vol. 46, folio 47. Cuando dictaba esta carta, Bolívar se hallaba en vísperas de iniciar la marcha hacia las Provincias del Sur y del Oriente del Perú, y luego hacia las del entonces llamado Alto Perú (hoy Bolivia), viaje que emprendió el 11 de abril. El destinatario, General Rafael Urdaneta (1788-1845), sirvió desde el comienzo de la guerra de la independencia en el Ejército republicano, donde se distinguió por sus conocimientos, valor y virtudes castrenses, hasta alcanzar en 1813 el grado de General de Brigada, en 1815 el de División y en 1821 el de General en Jefe. Ejercía desde mediados de 1824 en su ciudad natal, Maracaibo, las funciones de Intendente y Comandante General del Departamento del Zulia. Sin embargo, en Lima se le creía en Bogotá pues en el sobrescrito de este documento, anotó Ferguson: "a S. E. el General R. Urdaneta/Bogotá". Esta última palabra aparece tachada y sustituida por esta otra, de mano desconocida: "Maracayvo".
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