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DOCUMENTO 8212. OFICIO DEL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR PARA EL INTENDENTE DE GUAYAQUIL, FECHADO EN CAJAMARCA EL 19 DE NOVIEMBRE DE 1823, EN EL CUAL LE IMPARTE INSTRUCCIONES RELATIVAS A LA MARINA MILITAR COLOMBIANA. A LA EXÈDOCOPM DE PANAMA Y A VELAR POR LOS BUQUES PERUANOS NO SE UNAN A LOS DISIDENTES.*

Cuartel General en Cajamarca a 19 de noviembre de 1823.

Al Señor Intendente de Guayaquil.

Señor Intendente:

Habiendo llegado ayer aquí sin mi secretario por haber quedado enfermo en el tránsito me dirijo a V.S. direcdtamente.

Ayer he sabido por un parte del Callao que en los mares del sur cruzan una corbeta, un bergantín y dos goletas de guerra enemigas: por consiguiente es de la mayor importancia que nuestros buques de guerra procuren salir al mar reunidos, de modo que no puedan ser batidos por los contrarios, y que además logren proteger el convoy que viene de Panamá a las costas del Perú, para que no sufra algún descalabro en el mar o en su recalada. Añádese a este inconveniente de los corsarios enemigos otro igualmente desagradable, y es que el señor Gais Vice-Almirante del Perú, parece inclinado a proteger al General Santa Cruz. Último resto de la facción de La Riva-Agüero, como consta de un parte dado al gobierno del Perú por un ciudadano venido de Arica y por otros oficiales de los que componían la expedición del General Santa Cruz. El hecho es que el bergantín Boyacá y otro transporte más han llegado a las costas de Trujillo con el objeto de aumentar el partido de Riva-Agüero con tropas, armas y municiones. El Capitán que manda el bergantín Boyacá es dependiente del Almirante Gais. Por estas consideraciones me he determinado a variar de Comandante a la Limeña, a fin de evitar que las conexiones de dicho Comandante con su Almirante no aumenten los embarazos en que nos encontramos.

Desde luego V.S. tomará las mayores precauciones anticipadas para variar al capitán de la limeña y poner otro oficial de marina en su lugar. La primera medida será aumentar con 80 o 100 hombres de Colombia su guarnición de infantería, la segunda, cambiar los marineros y los oficiales de mar del modo que sea posible, y pagando además parte de su deuda a los que queden a bordo de la Limeña. El Comandante que se ponga, debe ser hombre seguro y capaz de manejar bien el buque.

Mi resolución definitiva es que de algún modo salga al mar ninguno de nuestros buques de guerra solo, si no que siempre sean tres por lo menos en estado de batirse con los enemigos. De otro modo deberán permanecer en Guayaquil nuestros buques hasta que puedan reunirse y tripularse perfectamente con buenos marineros y buenos soldados de infantería.

V.S. sabrá mejor que yo el estado en que se encuentre la expedición del Istmo, y por lo mismo deberá tomar sus providencias para protegerla y ponerla a salvo en cualquiera de nuestras costas. En resumen mi mayor deseo es que se proteja la expedición del Istmo, que se conserve nuestra marina militar, y que los buques del Perú no se pierdan o sirvan en nuestro daño. A estos tres puntos se reducen las instrucciones de esta comunicación.

Añadiré que la Terrible, buque de guerra, debe también reunirse a nuestra escuadrilla, tomando con ella las mismas precauciones que con la Limeña, cuyo capitán es español, contrario a nuestra causa.

Dios, etc.

[BOLÍVAR]

* De un copiador del Archivo del Libertador. Sección O’Leary. Tº XXI. Parte primera. Fº 214 al 215.

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