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DOCUMENTO 8129 OFICIO DE (JOSÉ GABRIEL PÉREZ) PARA EL GENERAL RUDECINDO ALVARADO, FECHADO EN LIMA EL 28 DE OCTUBRE DE 1823, EN EL CUAL, DE ORDEN DE BOLÍVAR, LE COMUNICA LAS INSTRUCCIONES DE ESTE PARA QUE MARCHE AL SUR DEL PERÚ A ENCARGARSE DEL MANDO DE LAS DIVISIONES DE CHILE Y DEL PERÚ Y EMPRENDER LAS OPERACIONES DEL CASO. *

Cuartel General en Lima a 28 de octubre de 1823.

Al señor general de división, don Rudecindo Alvarado.

S.E. el Libertador me ordena dar a V.S. las siguientes instrucciones:

1º V.S. marchará a Intermedios y se encargará del mando del ejército del sur, compuesto de las divisiones de Chile y la del Perú que actualmente se halla allí.

2º Este ejército debe dirigirse a los puntos más al sur del Perú para emprender sus operaciones todo lo distante que sea posible de las tropas españolas, a fin de tomar el tiempo necesario a pasar la cordillera y posesionarse del país antes de sufrir ningún ataque.

3º El ejército del sur tiene por principal objeto, o llamar fuerzas enemigas hacia aquella parte del país para que cómodamente pueda el ejército central ocupar las provincias al norte del Apurimac, o si los enemigos cargan su ejército al norte, pueda aquél situarse con ventaja del otro lado del Desaguadero y tomar las provincias del Alto Perú obrando en consecuencia de estas vciu

4º El ejército del sur no comprometerá ningún encuentro sino con absoluta probabilidad del suceso. Si fuere atacado estando al otro lado de la cordillera, sin tener la probabilidad del triunfo se retirará (hasta Salta si fuera menester), de modo que a lo menos consiga el fin de llamar al más remoto extremo del Perú una considerable parte del ejército español.

5º Cree S.E. que el ejército del sur pudiera marchar sobre dos líneas desde Tarapacá a Potosí; y desde Atacama a Potosí. Estando a tanta distancia del ejército enemigo verificaría su concentración con seguridad y arrojando de aquella parte a los españoles dejando su espalda segura. Esta es sola opinión de S.E., porque si es conveniente ocupar a Arequipa, o marchar a Puno, Desaguadero, u Oruro, se ejecutará como fuese más útil según el estado y situación de las tropas enemigas en aquel lado, y los medios que tenga el ejército del sur. Sólo quiere S.E. que este ejército deje libre y sin el menor obstáculo su retirada hasta Salta para en cualquier caso mantener siempre en los dos extremos del Perú considerables fuerzas del ejército libertador y facilitar por tanto la campaña en ambas partes. Sobre todo desea S.E. un apoyo seguro en aquel punto para enviar refuerzos al ejército del sur hasta situar, si es menester todas nuestras tropas en aquellas provincias.

6º S.E. no querría en cuanto a operaciones dar más órdenes sino que el ejército del sur obre como más convenga a su fuerza y posición, &., proponiéndose llenar los objetos expresados en el artículo 3º

7º Los restos del ejército del Perú que forman ahora la división del mando del señor general Santa Cruz necesitan reorganizarse. S.E. faculta a V.S. para que en esta división haga las reformas, alteraciones y cuanto sea menester, y para que de las secciones de cuerpos que existen sean arreglados en fuertes cuerpos, refundiendo aquellos menos buenos en los que estén bajo el mejor pie, y dando el mando de éstos a los jefes que V.S. crea mas capaces. Como el señor general Santa Cruz ha culpado a sus jefes y oficiales por la pérdida del ejército, V.S. puede remitir a este cuartel general todos los jefes y oficiales cuya permanencia en el ejército del sur sea perjudicial. (El señor general Miller o el señor coronel Pardo de Zela serán enviados a V.S. para que manden esta división del Perú). [1]]

8º Puede suceder que la expedición venida de Chile se baje hasta Pisco, lo cual no se promete S.E.; pero en tal caso se devolverá para Intermedios si no hay un grande obstáculo que lo impida; pero siempre quedará allá por 30 ó 40 días la división que tiene el señor general Santa Cruz; por tanto S.E. quiere que si así sucede, esa división constante de 1.500 hombres y mil que van ahora desde Pisco compuesta de los restos de la tropa chilena y del batallón 3 del Perú se dirijan a Atacama o al punto del sur, que V.S. crea mejor, más fácil y seguro para penetrar al Potosí y procurar reunir allí las fuerzas del señor coronel Lanza y del señor coronel Urdininea. Entre tanto se dispondrá el regreso de la división de Chile con refuerzos de tropas peruanas si se cree preciso para formar en las provincias del Alto Perú un muy fuerte ejército contando con que V.S. ocupa una posición que es la base de operaciones y de donde vendrán a la costa los caballos, mulas y ganados para facilitar la marcha de las tropas que seguirán desde Atacama o Tarapacá al Potosí.

9° Si aun teniendo V.S. las divisiones de Chile y del Perú, creyere necesario en el momento aumentar el ejército porque tuviere una completa seguridad de ponerlo sobre las provincias del Alto Perú y fijar allí la base de las operaciones militares en el sur de la posesión de recursos para su movilidad, entonces avisará V.S. inmediatamente para mandarle dos mil hombres más, designando V.S. el puerto a que deben remitirse.

10º Todo el armamento, parque, caballos y cuantos elementos militares existan en Intermedios, tanto de la expedición de Chile como de las divisiones del Perú, están a disposición de V.S. para la campaña que se confía a su mando.

11º V.S. puede solicitar del gobierno de Chile los auxilios de toda clase que falten al ejército y que no pueda V.S. procurarse en el país y aun para pedirle refuerzos de tropas si lo considerase de urgencia. S.E. el Libertador ha instado al supremo director de Chile para que aquel estado se encargue de sostener la guerra del sur del Perú, mientras Colombia lo hace en el norte. Ha excitado también al gobierno de Buenos Aires para que manden al ejército del sur tropas del Río de la Plata y todos los recursos de que pueda disponer por un esfuerzo poderoso para terminar la guerra.

12º Por último señor general, S.E. el Libertador faculta a V.S. en todo y para todo para que obre amplia y francamente en la campaña del sur sin limitación ni restricción alguna, proponiéndose por todo objeto situarse sobre el Alto Perú, franquear su espalda y no aventurarse a una batalla sino con la seguridad del triunfo. Es menester que V.S. sepa que el gobierno español trata de una transacción para la cual es probable que preceda el armisticio negociado en Buenos Aires y S.E. desea que se ocupe todo el terreno que sea posible en el Alto Perú para fijar una base sólida en aquella parte y que nos dé recursos de toda especie para continuar la guerra si aún luego se hiciere necesaria.

* De un impreso moderno. "Correspondencia del Libertador" (1819-1829). Fundación Vicente Lecuna Banco de Venezuela (Caracas. 1974), págs. 58-61.

Notas

[1] [** La frase entre paréntesis está tachada en el borrador.

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