Guayaquil, 6 de mayo de 1823.
Señor Secretario de Estado y Relaciones Exteriores del Perú.
Señor Secretario:
Tengo la honra de incluir a V.S. para conocimiento de su gobierno, copia de la comunicación que dirigió el Coronel Tolrá, Comandante en Jefe de la División española que obrara sobre Guayaquil, al Presidente de Quito General Aymerich. Ello prueba la confianza que los realistas tenían en el Comandante Jiménez, encargado por los independientes de fortificar el Daule [1] y levantar un batallón. Eso prueba hasta la evidencia la comunicación que mantenía Tolrá con el traidor Jiménez, y prueba que contaba con él para las operaciones que Tolrá intentaba sobre Guayaquil. Esta copia está tomada del copiador general en original de Tolrá que cayó en nuestro poder, y que existe en el Estado Mayor General Libertador. Este documento irrefragable desmiente cuantas aserciones haga Jiménez y lo pone en el número de los pérfidos traidores, que colocados en nuestras filas, sólo aspiran a destruir a los que son víctimas de su infame hipocresía y de su crueldad.
Una de las razones que influyeron más en la marcha de nuestra División a Colombia, fue la noticia cierta que tuvo S.E. de que Aparicio y Jiménez estaban al lado del General Arenales [2], y que gozaban de su confianza. S.E., que conoce perfectamente la conducta de estos realistas, y que por una funesta experiencia sabe de lo que son capaces estos traidores, temió mucho un mal suceso que envolviera también nuestra división.
S.E. tiene presente que la pérdida de la importante plaza de Puerto Cabello se debió a la confianza que el gobierno de Venezuela hizo entonces de un español [3], que fue el autor de la conspiración y el que puso en manos de los realistas estas fortalezas, que tanto han costado y costarán para arrancar de sus manos. S.E. no cree que ningún español, si no ha dado pruebas eminentemente relevantes de su patriotismo, y no tiene comprometimientos como los que tiene el americano más exaltado, puede ser admitido, no sólo al servicio, pero ni tolerado entre nosotros.
Además, sería injusto e insoportable para los Oficiales de Colombia tener que alternar con traidores realistas que han dado tantas pruebas de su anterior adhesión al sistema real, y que después de admitidos, traman contra sus bienhechores.
S.E. espera que estas razones influirán poderosamente en la deliberación de S.E. el Presidente de ese Estado, para libertarse de unas víboras que al fin deben envenenarlo.
La misma opinión tiene S.E. de Araujo, Nieto y demás contenidos en mi nota del 30 de abril, que dirigí por extraordinario por tierra.
Desea finalmente S.E. que la protección que se dispense en el Perú a tan decididos realistas, no sea motivo para que S.E. se vea en la dura necesidad de retirar las tropas de Colombia, si continúan estos traidores en ejercicio y pisando su suelo en libertad.
Dios, &
[JOSÉ GABRIEL PÉREZ]
* De un copiador del Archivo del Libertador. Sección O’Leary. Tº XX, F° 36 vto al 37.
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