Guayaquil, 2 de mayo de 1823.
Al Secretario de Relaciones Exteriores de Buenos Aires.
Desde que S.E. el Libertador de Colombia supo el desgraciado suceso de las armas peruanas en Moquegua tomó en esta parte del Sur de Colombia el mayor interés en preparar un auxilio poderoso para dirigirlo en servicio del Perú. En efecto, han ido ya cuatro mil quinientos hombres, y antes de doce días marcharán los mil y quinientos restantes para completar seis mil que ría ofrecido S.E. a aquel Estado.
A pesar de este esfuerzo de Colombia y de tres mil hombres que ha ofrecido Chile, puede suceder que el enemigo, obrando con gran rapidez, se apodere de la capital de Lima antes que las tropas auxiliares hayan llegado en número capaz de hacerle frente y se hayan repuesto de la fatiga de una penosa remontada. En este caso se dificultarían mucho los recursos del Perú, y las operaciones no podrían hacerse con la facilidad y medios que siendo dueños de aquélla. Una División de argentinos destinada a obrar por el Alto Perú obtendría con probabilidad buenos sucesos y podría conseguirlos con tanta más facilidad, cuanto que la masa fuerte de los reclutas está a una gran distancia de aquella Provincia y tiene que resistir, observar y atender a un Ejército fuerte que está a su vista y que aprovechará todas las ventajas para destruirla, sobre todo, si se mueve hacia la Sierra.
Aun antes que ocurriese el suceso de Moquegua, S.E. el Libertador de Colombia se había adelantado a estimular a ese Gobierno y al de Chile a que prestasen una cooperación simultánea de esfuerzos para destruir el único ejército real que existe en la América meridional, y que amenaza con sus triunfos la existencia de todos los gobiernos independientes. Los que últimamente han logrado los realistas deben alarmar más a los interesados, para no omitir un medio para hacer esfuerzos para aniquilarlo.
El movimiento que S.E. ha indicado a ese gobierno de una División hacia el Alto Perú, a la vez libertaría las dependencias de ese Estado situadas en aquel territorio y desconcertaría sin duda al enemigo, viéndose atacado por su espalda y en disposición de perder una de las fuentes de sus recursos. S.E. me manda encarezca a ese gobierno la importancia de esta operación, que es de tanto interés para la América del Sur.
Como supongo que el Señor Mosquera, nuestro Ministro Plenipotenciario cerca de ese gobierno, debe haber regresado ya a Chile, me manda S.E. dirigirme a V.S. directamente para que insinúe a ese gobierno sus miras.
Dios, &
[JOSÉ GABRIEL PÉREZ]
* De un copiador del Archivo del Libertador. Sección O’Leary. Tº XX, F° 34 vto al 35 y vto.
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