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DOCUMENTO 7359. CARTA DE BOLÍVAR PARA SUCRE, FECHADA EN GUA­YAQUIL EL 30 DE ABRIL DE 1813, EN LA CUAL LE HACE ALGUNAS RECOMENDACIONES EN TORNO A SU LABOR EN EL PERÚ.*

Guayaquil, 30 de abril de 1823.

Señor General Antonio José de Sucre.

Mi querido General:

Tendré la mayor satisfacción en saber que Vd. haya llegado bueno al Callao, y que haya encontrado ese país en estado de defensa y capaz de rechazar a Canterac de cualquier ataque que le haga.

Aquí han llegado enviados del Perú a solicitar mi marcha a ese país, trayéndome, sin ratificación, el tratado con el General Portocarrero, y el cual devuelvo para que se ratifique, porque nosotros hemos cumplido, y además es justo. Los gobiernos deben guardar dignidad, y mucho más cuando son fuertes y se circunscriben en los límites de la moderación.

Como no he tenido noticia alguna de Colombia, porque me faltan dos correos a causa de que habrán ido por Barbacoas, no sé nada de Morales ni de nadie. Tampoco he recibido el permiso del congreso para ir al Perú, el cual espero dentro de quince días, para verificar mi marcha; mientras tanto hago embarcar los 1.500 hombres que faltan, y Vd. me manda aviso de lo que haya hecho y visto en ese país.

Por otra parte, si hay algún suceso, debe verificarse a principios del mes que viene, porque después de llegados los Rifles, no es probable que el enemigo se acerque a Lima, y para entonces yo no podría estar allá. Para lo sucesivo, Vd. sabe lo que yo he pensado y debemos hacer, y esta es mi resolución final en todo caso, como digo al Sr. Villafuerte, que debemos imitar a Fabio y no a César en el estado actual de las cosas. Insisto, pues, en la mayor circunspección, hasta que la Europa decida nuestra cuestión con la España. Pero, si por desgracia hubiese ocurrido algún mal suceso, debe Vd. hacer los mayores esfuerzos para defender el Callao, y para que se defienda el territorio libre del Perú. Es para lo que más deseo estar allá en un caso semejante, porque es cuan­do más se necesita de más autoridad, de más celo, de más actividad y de más inteligencia. Estas cualidades son las que Vd. tiene y que Vd. debe desplegar en su mayor latitud.

Dentro de ocho días irán 6 u 800 hombres de Bogotá y los demás seguirán en los buques de guerra, o en cualesquiera otros que se puedan proporcionar: de todos modos, antes de quince días esta­rán todos en marcha.

Asegure Vd. al presidente de todo lo que le digo en esta carta.

Yo soy de Vd., mi amigo, con la mayor consideración su afectísimo de corazón.

BOLÍVAR

El 26 de abril llegaron a Guayaquil el Coronel Francisco Mendoza y el marqués de Villafuerte, comisionados del presidente Riva Agüero, para solicitar del Libertador que se trasladara al Perú. El 30 Bolívar se puso en marcha hacia el Norte para atender a la invasión del General Morales, pero al llegar a Sabaneta le encon­tró un posta, despachado de Bogotá, con el que se le comunicaba el retroceso de Morales. El 4 de mayo se devolvió a Guayaquil, II, 195.

En la versión de Blanco y Azpurua se da el nombre de Biuscutc al marqués de Villafuerte, y en la de O’Leary el de Bricsente. En esta última se publica esta carta con fecha equivocada.

El 14 de mayo de 1853 el obispo de Popayán Dr. Pedro Antonio Torres, antiguo capellán del ejercito libertador, entregó en Lima al Dr. Lucio Pulido, ministro de Venezuela en el Perú, 31 cartas de Bolívar a Sucre, relativas todas a la campaña del Perú, para que fueran depositadas en la Biblioteca de Caracas. Pulido entregó las cartas al Ministerio de Relaciones Exteriores en Cara­cas y allí quedaron muchos años. El obispo Torres, habiendo visto en los periódicos que el General José Félix Blanco se ocupaba de coleccionar documentos relativos a la vida de Bolívar, le escribió de Popayán el 8 de octubre de 1856 recomendándole solicitar di­chas cartas. El General Blanco no tuvo éxito en sus gestiones hasta que un nuevo gobierno le permitió, en mayo de 1859, sacar copias. Los originales devueltos al Ministerio de Relaciones Exteriores se han perdido. Debemos, pues, al obispo Torres y al General José Félix Blanco la conservación de estas preciosas cartas, reproducidas primero en la obra de Blanco y Azpurua, y luego en otras coleccio­nes. Véase Blanco y Azpurua, IX, 414 a 417. Casi todas han sido publicadas con muchos errores geográficos y de nombres propios; que hemos corregido.

* De un impreso moderno. Simón Bolívar. Obras Completas, tomo I, págs. 741-742.

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