Guayaquil, 14 de abril de 1823.
Señor General Manuel Valdés.
Querido General:
Mañana marcha para Lima el General Sucre en calidad de enviado cerca del Gobierno del Perú, con diferentes objetos políticos y militares. Son tantos los negocios pendientes que tenemos con el Perú, y tantas las combinaciones que tenemos que hacer para lograr el éxito de la guerra, que me he creído obligado a acreditar plenamente al General Sucre cerca de ese gobierno. En calidad de enviado de Colombia combinará las operaciones militares con el gobierno; y a consecuencia de lo que se convenga, Vd. ejecutará, con las tropas de Colombia, lo que el gobierno del Perú resuelva de acuerdo con el General Sucre. Quiero decir que el General Sucre, será el órgano de las determinaciones del gobierno del Perú, puesto de acuerdo con él, con respecto a nuestro ejército, haciendo las veces con Vd. de ministro de guerra, como se usa en todas partes en casos semejantes con respecto a los embajadores de las potencias aliadas que tienen en sus territorios ejércitos auxiliares. Esto no es darle al General Sucre dominio alguno sobre las operaciones militares del Perú, pero sí el derecho de intervenir en las operaciones del nuestro. Así es que Vd. ejecutará lo que él le comunique, ya resuelto por el gobierno, y Vd. dará sus partes a él y se entenderá en todas sus relaciones como al ministro de quien depende, entendiéndose, al mismo tiempo, directamente con mi secretario general. Vd. procurará dar todos los visos y opiniones al General Sucre para que, con arreglo a ellas, conforme sus determinaciones con el gobierno. Diríjase Vd. al General Sucre para todos los reclamos que tenga que hacerle al gobierno del Perú. Para decirlo de una vez, Vd. se entenderá con el enviado, y el enviado con el gobierno.
Ya han marchado más de 4.200 hombres, y en todo este mes marchará el resto hasta los 6.000. Procure Vd. que se complete su equipo rebajándolo de sus sueldos. Recomiendo infinito a Vd. disciplinar y foguear con extremo esas tropas, porque sin esto no tendremos soldados sino siempre reclutas. Son infinitas las cosas que podrá contar a Vd. el General Sucre sobre lo que pienso con respecto a ese ejército.
El estado de la Europa es muy favorable a nosotros, y así debemos esperar mucho de los sucesos políticos sin descuidarnos un momento con la guerra.
Todavía no sé si me determinaré a ir porque tampoco sé el gran resultado contra Morales, ni la voluntad del congreso ni otras varias cosas que convendrá saberse antes de partir. Mientras tanto no perderé el tiempo en preparar envíos para el Perú y guarniciones para Quito y Guayaquil.
El coronel Urdaneta va a encargarse del estado mayor de la división de Vd., y deseo que venga el Coronel Heres [1] a darme parte del estado de las cosas.
Hoy esperamos el correo de Colombia, y sabrá Vd. algo más luego que se reciba.
El general Sucre lleva una libranza contra ese gobierno, y si la cobrare completará el equipo de nuestros oficiales para que estén decentes.
Soy de Vd.
BOLÍVAR
* De un impreso moderno. Cartas del Libertador (Fundación Lecuna), tomo III, págs. 367-368.
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