Excmo. señor Presidente, Encargado del Supremo Poder Ejecutivo de la Unión.
Excmo. señor:
He recibido los oficios de V.E. de 13 y 14 del corriente, con las copias y proclamas que los acompañaban. Cumpliendo las disposiciones de V.E. que en ellos se me comunican, he mandado publicar en la orden del día la proclama, y la admisión que el Soberano Congreso hizo a la dimisión del Coronel Castillo, declarando vacante el empleo que éste obtenía en el ejército y 5° Batallón de Línea. Quedo enterado de la invitación que se hace al Gobierno de Pamplona, para que suministre al ejército fondos para su mantención. Yo creo que si nuestros movimientos son rápidos, podemos conseguir de estos países con qué sostener nuestro ejército hasta llegar a Caracas, después de haber pacificado las Provincias de Mérida, Trujillo, Barinas y la misma de Caracas; pero si son lentos, el enemigo podrá quizás preponderar sobre nosotros, a causa de la falta de medios para subvenir a nuestras necesidades, pues agotados todos los recursos posibles, no habrá después modo alguno para adelantar nuestras marchas. En cuanto a la severidad que debo usar con los desertores, será tal cual debe ser, para contener este gran mal en el ejército, simplificando la forma del proceso, hasta el punto de sólo probar la deserción, y castigar al delincuente con la pena capital. Si no adoptamos esta medida, tomaremos soldados aquí que dejaremos en Trujillo, en Trujillo tomaremos otros que se quedarán en otra parte, y así jamás tendremos ejército. Este Estado nos ha dado 500 reclutas, que van muy voluntarios a servir a la Patria; pero internándose en Caracas, ya irán forzados y empezarán a desertarse. Es verdad que en todas partes encontraremos mil voluntarios que se agreguen a nosotros; mas esto no basta para lograr el completo de un ejército disciplinado y aguerrido.
Todos los días llegan a este Cuartel General oficiales y personas fidedignas que nos aseguran el mal estado del enemigo, y los deseos que tienen los pueblos de vernos llegar a libertarlos.
Doy a V.E. las gracias por el inmerecido honor que el Soberano Congreso me hace en su proclama a los soldados del ejército de mi mando, que han marchado llenos del más sublime entusiasmo por la gloria de las armas de la Unión, y por la libertad de sus hermanos de Venezuela. La oficialidad del ejército ha sido la primera que ha mostrado su ardiente celo por el servicio de la Patria, ansiando encontrar al enemigo para destruirlo, y hacerle ver que las huestes de la Nueva Granada son invencibles. Dios guarde a V.E. muchos años. Cuartel General de Mérida, mayo 31 de 1813. 3°. E. S.
SIMÓN BOLÍVAR.
* Archivo del Libertador, correspondencia oficial, folios 172-173. Del original, escrito enteramente de puño y letra de Pedro Briceño Méndez, salvo la antefirma, firma y rúbrica que son autógrafas de Bolívar. En el libro Copiador, Archivo del Libertador, correspondencia oficial, folios 42-43, consta la copia. El destinatario era el procer Camilo Torres, quien se hallaba a la cabeza del gobierno establecido en Tunja.
RSS 2.0