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DOCUMENTO 7311. OFICIO DE JOSÉ GABRIEL PÉREZ PARA EL SECRETA­RIO DE GUERRA DEL PERÚ, FECHADO EN GUAYAQUIL EL 30 DE MARZO DE 1823, EN EL CUAL, DE ORDEN DE BOLÍVAR, LE ENVÍA SUS OBSERVACIONES REFERENTES AL PLAN DE OPERACIONES QUE EL PRESIDENTE DEL PERÚ SE PROPONE EJECUTAR.*

Guayaquil, marzo 30 de 1823.

Al Secretario de Guerra del Perú.

He tenido el honor de recibir la nota de V. S. de 9 del presente, en que se sirve comunicar al Libertador de Colombia el plan de operaciones que se ha propuesto ejecutar S. E. el Presidente del Perú en la presente campaña. S. E el Libertador ha examinado este plan, y me manda someta a la consideración de S. E. el Presidente las observaciones siguientes:

1ª— Ya han marchado 2.400 hombres hacia el Callao: dentro de poco seguirán más de 2.300; y algunos días después, hasta el completo de 6.000. La República de Colombia envía en vez de 3 ó 4.000, seis mil soldados que auxilien al Perú. Como la 1° División zarpó antes que S.E. tuviera la honra de ser instruido del plan que se propone el Presidente del Perú adoptar, dirigió aquella al Callao y no a Intermedios. La misma dirección seguirán las otras divisiones hasta el completo del Ejército de Colombia.

Además, [permítame V.S.] [1] el proyecto de marchar directamen­te de Guayaquil a Intermedios el Ejército de Colombia, presenta dificultades insuperables: la primera porque no puede marchar unido desde aquí: la segunda porque es muy aventurado el desembarco, después de una larga navegación, en una costa desconocida sin punto determinado, cierto y seguro: tercera porque no se sabe de un modo cierto y seguro el lugar donde está la División de Chile, ni se sabe si ésta ha marchado: cuarta porque en esta in-certidumbre no podría obrar nuestra División por sí sola, en un país que no conoce; y porque no tiene fuerza suficiente para obrar activamente; quinta porque en el intervalo de la reunión de la División que debe marchar por Pisco, la que debe venir de Chile, y las operaciones que debe emprender la que ataque de frente al enemigo marchando de Lima, se expondría a mil azares, todos peli­grosos y quizás funestos: sexta porque sería arrojar a la casualidad, y a eventos que no presentan sino conjeturas todas tristes, una División débil y extenuada por una larga navegación: séptima, porque no sería fácil ponerse en comunicación con las otras Divi­siones nacionales o auxiliares del Perú, y octava porque los trans­portes que han llegado no pueden contener sino dos mil hombres, y los víveres y aguada apenas son bastantes para la navegación de aquí al Callao; de modo que, destinada la División de Colombia derechamente de Guayaquil a Intermedios, perecería casi segura­mente a manos del enemigo o a manos del hambre, por falta de víveres. Además, alejada así nuestra División, y no teniendo su General un perfecto conocimiento ni del país, ni de las operaciones que van a practicarse, (pues como V.S. indica éstas nacerán de los movimientos que el enemigo ejecute), se le pondría en un conflicto que no presenta sino desgracias. Estas razones, unidas a las de que el completo del Ejército de Colombia no estará reunido en Lima hasta mayo, obligan a S.E. el Libertador a no poder obrar actualmente conforme a los deseos de S.E. el Presidente del Perú, y me manda presentarlas a S.E. para que sobre esta base, tome las me­didas que convengan a la actual situación de ese Estado.

Como S.E. no conoce esta situación, no puede dar una opinión fundada sobre el sistema que deba adoptarse; pero desearía que [S.E. el Presidente fuese muy circunspecto en cualquiera operación que emprendiese; y que] [2] cuando estuviese ya el Ejército de Colombia en Lima, y sabido positivamente el movimiento y posición de las Divisiones de Chile y de Buenos Aires se emprendiese sobre datos ciertos una operación segura que no aventurase la suerte de esa República.

Sería muy satisfactorio para S.E. poder enviar fusiles sobrantes con el ejército de Colombia. Pero después que sólo tenemos los necesarios para armar nuestros veteranos, cree S.E. que sería más útil destinar los sobrantes, si los hubiera, a formar nuevos cuerpos de línea en nuestro Sur, que sirvan de reserva para algún suceso desgraciado.

En los transportes que han llegado a este puerto marcharán dentro de ocho o diez días, más de 2.300 hombres; [y S.E. me manda] [3] después marcharán 1.500 más; pero S.E. espera que para este último contingente vengan los transportes necesarios, con víveres y con la capacidad suficiente para que la tropa sufra menos.

Dios, &

[JOSÉ GABRIEL PÉREZ]

* De un copiador del Archivo del Libertador. Sección O’Leary. Tº XX, Fº 22 vto al 24.

Notas

[1] [permítame V.S.] tachado.

[2] [S.E. el Presidente fuese muy circunspecto en cualquiera operación que emprendiese; y que] tachado.

[3] [y S.E. me manda] tachado.

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