Al Sr. Dr. Cristóbal Mendoza.
Mi estimado Mendoza:
En verdad, mi querido, amigo, que no sé cómo comenzar esta carta, que ojalá volara a sus manos. Al dirigirme a Vd., después de los sucesos que han ocurrido en Venezuela, al verla ya libre de los horrores de la guerra civil y al recordar la conducta que Vd. ha observado en medio de la tempestad más fuerte, no encuentro expresiones capaces de manifestar a la vez mi sentimiento y mi satisfacción. Si un testimonio público puede de algún modo llenar la deuda a que Vd. es acreedor, yo la he pagado el día de mi entrada en esta ciudad. Yo he victoreado el nombre de Mendoza, y Caracas lo repetía con entusiasmo; yo he dedicado a Vd. el mote de Probidad que me presentaba una ninfa, y el pueblo aplaudía mi pensamiento. ¿No es ésta una recompensa, una indemnización? Pues ahora sólo falta que Vd. regrese al seno de su patria donde le espera una familia angustiada por su ausencia, y un buen amigo desesperado por su regreso. Nada tema Vd.: la guerra civil huye de entre nosotros; las pasiones y los partidos se someten a la calma de la reconciliación, para que el pueblo, en el sosiego’ de la razón, decida de su suerte en la gran convención que se ha de convocar.
Al terminar esta carta me presenta uno de sus dignos hijos la de Vd. del 9 de enero, que he leído junto con la copia que la acompaña.
He visto a su familia: ella me acompaña en los sentimientos que he expresado y desean su pronta venida.
Soy de Vd. afmo. amigo.
Bolívar.
El original pertenece al Dr. Cristóbal L. Mendoza.
RSS 2.0