Caracas, 20 de febrero de 1827.
Al Exmo. Señor Gran Mariscal Don Andrés de Santa Cruz.
Mi querido general:
Contesto la muy apreciable carta de Vd. del 8 de noviembre que ha llegado a mis manos. Por ella quedo impuesto del estado de los negocios del Perú y de Bolivia hasta aquella fecha, y me ha sido ciertamente agradable observar que todo presenta un aspecto bastante favorable, a pesar de cuanto Vd. me dice sobre Puno y Arequipa. Sin embargo, no creo que lo que dice "El Zancudo" en Arequipa pueda ser tan alarmante como se cree.
Es de esperarse que las medidas que Vds. han tomado y puedan tomar en lo sucesivo; la misión de Estenós y la confianza que tengo en el patriotismo y buen juicio del general La Fuente, produzca un buen efecto y borren del todo las ideas de federación provincial que han aparecido en aquella ciudad. No obstante, por lo que pueda suceder, y ya que Vd. me lo pide, acompaño una carta que escribo al general La Fuente para que Vd. se la remita, si aun lo creyere necesario, mas antes tenga Vd. el cuidado de cerrarla, para lo cual va con un sello.
Por la secretaria contesto de oficio a la consulta que me hace el ministro de hacienda sobre las gratificaciones concedidas por el Perú y Bolivia a los vencedores de Junín y Ayacucho. Repito que la recompensa que decretó el consejo de gobierno a los sitiadores del Callao no debe salir del millón decretado por el congreso, porque ésta es una concesión aparte. Deseo que Vds. comuniquen al general Sucre la resolución que he dado a la consulta que se me ha hecho, pues a él le interesa conocerla.
Me alegro infinito que el señor Vidaurre se manifieste cuerdo amigo: déle Vd. memorias de mi parte con la adjunta carta. En mi anterior dije a Vd. que aguardaba noticias de Europa sobre el estado de la guerra entre España e Inglaterra, para determinar si tendría lugar o no la expedición que premeditaba dirigir contra Puerto Rico. Hasta hoy me hallo en la misma incertidumbre, porque aun no llega el paquete inglés que nos debe sacar de las dudas en que nos encontramos. En el mes pasado se ha dado por cosa hecha la guerra entre España y Portugal, y, sin embargo, no lo creo, pero sí podemos contar con que la España no estará en la aptitud de podernos ofender y que la Inglaterra aprovechará esta oportunidad para lograr ventajas en favor de la América. En fin, el paquete vendrá de hoy a mañana y sabremos a lo que nos debemos atener.
Los negocios de Venezuela, como he dicho a Vd. en mis anteriores cartas, han tenido un desenlace muy feliz para el país, muy glorioso para mí. Pero éste ha sido el efecto del primer momento, sin que por eso podamos decir que todo se ha hecho. Es verdad que hemos ahogado en su nacimiento la guerra civil; mas la miseria nos espanta, pues no puede Vd. imaginarse la pobreza que aflige este país. Caracas llena de gloria perece por su gloria misma y representa muy a lo vivo lo que se piensa de la Libertad, que se ve sentada sobre ruinas. Venezuela toda ofrece este hermoso pero triste espectáculo. Yo no sé, a la verdad, cómo remediar males que sólo el tiempo y el poder de Dios pueden desaparecer, y, entre tanto, todos ocurren a mí. En fin, yo haré lo que pueda, ya que más no puedo.
El correo de Bogotá aun no llega. Lo espero con ansia para saber si se reúne o no el congreso.
El coronel Braun de los "Granaderos de Junín" quiere tomar en Bolivia, a cuenta del Perú, la gratificación que yo le señalé de diez mil pesos, en este estado, por su brillante comportamiento en Junín: yo recomiendo a Vd. esta petición. Si a Vd. le parece bien puede admitir los servicios de los señores Delgado y Guerra, pues no me opongo.
Memorias a los señores ministros y amigos. Soy de Vd. de todo corazón.
Bolívar.
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