Puerto Cabello, 3 de enero de 1827.
Al señor Fernando Peñalver.
Mi querido Peñalver:
Al fin puedo anunciar a Vd. que en Venezuela no habrá guerra civil y que la discordia ha desaparecido. En este momento recibo comunicaciones de Valencia, y el decreto del general Páez mandando (*) reconocer mi autoridad en todo Venezuela y sometiéndose él mismo a ella. Sólo Vd., que conoce a fondo los ánimos de Venezuela y las calamidades que se nos preparaban, sólo Vd. conocerá el inmenso triunfo que hemos obtenido tan sólo con alejar la guerra civil en que ya ardía Venezuela, tan sólo con estancar la sangre que ya ha corrido en Oriente y Venezuela. Alégrese, alégrese: ya puede Vd. restituirse a sus hogares y verme en Caracas para donde marcho mañana al amanecer. Mi principal objeto es ver a Páez para ponerme entre él y los que le han aconsejado. Si anacleto estuviese con Vd. o lo viese, hágalo Vd. venir a Caracas, dígale Vd. no tenga cuidado: todo lo he olvidado. También que se venga Secundino trayéndome mi equipaje y caballos. Mando a Vd. una proclama de hoy. Estoy muy de prisa: adiós, hasta Caracas.
Siempre suyo de todo corazón. Bolívar.
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