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DOCUMENTO 7211. OFICIO DE JOSÉ GABRIEL PÉREZ PARA EL MINISTRO DE RELACIONES EXTERIORES DEL GOBIERNO DE CHILE, FE­CHADO EN BABAHOYO EL 1º DE MARZO DE 1823, EN EL CUAL SIGUIENDO INSTRUCCIONES DE BOLÍVAR, LE PORMENORIZA LO RELACIONADO CON EL DESEO DE ESTE DE COOPERAR EN LO POSIBLE A LA LIBERTAD DEL PERÚ Y LE SEÑALA LO CONVE­NIENTE QUE SERIA EL ESFUERZO SIMULTANEO DE CHILE Y ARGENTINA PARA DESTRUIR AL EJERCITO ESPAÑOL.

REPÚBLICA DE COLOMBIA

Secretaría General

Cuartel General en Babahoyo [1], a 1º de marzo de 1823.

Al Excmo. Señor Ministro de Relaciones Exteriores del Gobierno de Chile.

Excmo. Señor.

Desde que S.E. el Libertador de Colombia destinó al Perú el contingente de tropas auxiliares que marchó en agosto del año último, se propuso aumentar estos refuerzos hasta donde alcanzaran las fuerzas de la República. Desde entonces se entregó S.E. con la más detenida meditación a calcular sobre la suerte del Perú, unido como los demás Estados de América, con Colombia por la iden­tidad de la causa. Propuso S.E. a este Estado el plan de operacio­nes que creía conveniente para no aventurar su suerte sin todas los probabilidades de buen suceso. Le ofreció cuatro mil hombres más, e invitó a los Gobiernos de Chile y Buenos Aires a que coope­rasen al exterminio del único enemigo que quedaba en el corazón de la América Meridional. Además, el Libertador nada omitió para manifestar el vivo interés que le animaba por el Perú, y para hacerle percibir toda la extensión, toda la franqueza y buena vo­luntad con que estaba dispuesto a evitar que los españoles triun­faran.

Consecuente el Libertador con sus deseos de cooperar a la libertad del Perú, tomaba todas las medidas para que estuviesen pron­tos los cuatro mil hombres, contando también con que los Go­biernos de Chile y Buenos Aires se prestarían a la cooperación a que los había invitado; pero después de un retardo que no era de esperarse en comunicaciones de esta naturaleza, S.E. supo que el Perú no aceptaba el nuevo auxilio que se le ofrecía. Desde entonces se aumentaron los temores del Libertador por la libertad del Perú, y los vio realizados después por el desgraciado suceso del 20 de enero en Moquehua [2].

Desde mediados de enero, la División de Colombia que estaba en el Perú volvió a Guayaquil, porque aquel Estado se denegó a aceptar las condiciones que se le propusieron para la permanencia de nuestras tropas allí, que no eran otras que las mismas que había exigido el Gobierno del Perú con sus tropas auxiliares, y que Co­lombia cumplió exacta y puntualmente. Contra todas las probabi­lidades, y quizá contra el interés de la América del Sur, prevale­cieron ciertas ideas contra Colombia. Se supuso ambición donde no había más que deseos francos y sinceros, y se temía a la mano misma que se alargaba para beneficiar. Estas suposiciones son sin duda la causa verdadera del triunfo de Valdés en Intermedios [3] y lo que prolongará por mucho tiempo la guerra del Sur de Amé­rica si no se obra activa y poderosamente por todos los Estados, enemigos comunes de los españoles.

Colombia, extendida en un inmenso territorio, y con límites demarcados por su Congreso siguiendo el mismo sistema de demarcación de los Virreinatos y Capitanías Generales del antiguo régi­men, no debe ni quiere traspasar sus términos; pero no puede per­mitir ninguna alteración en ellos. Sólo el convencimiento de extin­guir un enemigo, que ¡o es nuestro aun cuando está del otro lado de los Andes, es lo que ha hecho ver los intereses del Perú como los suyos propios.

Con algunas interpretaciones siniestras, y con falsos argumentos, han pintado algunos la incorporación de Guayaquil a Colombia como un acto agresorio. Guayaquil, enclavado en el territorio de Colombia y comprendido en el antiguo Nuevo Reino de Granada, ha sido siempre una parte de lo que hoy se llama República de Colombia. El Gobierno de ésta ha sido demasiado moderado en sus pretensiones, y aún están en poder del Perú dos de sus Provincias, sin que hasta ahora haya dado otro paso que el de mani­festar sus deseos sobre el arreglo de los límites, pero sin ser ni exigente, ni ver este negocio sino como secundario mientras exis­tan españoles, que debemos destruir antes que todo.

Como S.E. supone al Gobierno Je Chile bien instruido por su nota de 9 de septiembre en Cuenca, que tuvo el honor de poner en manos de V.E. el señor Plenipotenciario de Colombia, del plan de operaciones que se proponía, y de la cooperación a que invitaba a ese Gobierno y al de Buenos Aires, me manda renovar al Go­bierno de Chile los mismos deseos de contribuir a la libertad del Perú, y a la destrucción del único Ejército Real que hay en el Sur. Desearía el Libertador que hoy que es más urgente la nece­sidad, los esfuerzos se redoblasen, y que la actividad para obrar se redoblase también. Desearía el Libertador que el Gobierno de Chile enviase cuatro o seis mil hombres al Sur del Perú, y que interpusiese sus buenos oficios con el Gobierno de Buenos Aires para que destinara otra División por el Potosí, mientras que el Libertador hace marchar al Callao dos mil hombres que están prontos, y cuatro mil más que seguirán inmediatamente después. Con este objeto ha destinado S.E. un oficial cerca de aquel Go­bierno a manifestarle sus deseos e intenciones, y a ofrecerle cuan­tos auxilios tiene Colombia en el Sur, y los más que puede hacer venir del Centro y del Norte.

S.E. cree inútil encarecer a ese Gobierno que un esfuerzo simultáneo de los Estados del Mediodía destruirá el Ejército Real; mientras que si se deja engrosar, los Estados Meridionales sentirán alternativamente los funestos efectos de una defensa parcial, y no es improbable que alguno de ellos pueda ser su presa.

Acepte V.E. el sentimiento de la más alta consideración distin­guido aprecio con que me honro de ser de V.E. atento servidor.

J. G. PÉREZ

*Entre las copias fotográficas remitidas de Chile existe también, además del original, el duplicado de este oficio, al margen del cual se escribió en otra letra: "Contestado en 1º de mayo 1823".

*De un impreso moderno. Relaciones Diplomáticas de Bolívar con Chile y Buenos Aires, tomo II, págs. 296-298.

Notas

[1] Babahoyo o Bodegas, ciudad del Ecuador, actual capital de la pro­ vincia de Los Ríos.

[2] Moquegua o Moquehua, ciudad del Perú, actual capital de la pro­vincia de Mariscal Nieto y del Departamento de su nombre.

[3] Intermedios. Se denominaba así a los puertos "intermedios" entre El Callao (Perú) e Iquitos (Chile).

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