Cuartel general en el Trapiche, a 31 de mayo de 1822.
Al Excmo. señor Capitán General de Quito.
Excmo. Señor:
Tengo el honor de dirigirme a V.E. con los sentimientos de confianza que la inalterable conducta de V.E. debe inspirar a todos los que tengan miras benéficas y principios de humanidad.
V.E. deberá estar instruido por la correspondencia que he dirigido al señor coronel don Basilio García, del estado de las cosas y de la resolución final que he tomado con respecto a esta guerra. V.E. verá por los documentos que he remitido al señor coronel García la situación lamentable a que se halla reducida la España y el espíritu de paz que reina en los consejos del gabinete de Madrid. De suerte que por momentos esperamos los enviados que vienen a concluir la paz de este hemisferio.
Yo querría detener la marcha de nuestro ejército para dar tiempo al éxito definitivo de nuestras negociaciones con el gobierno español; pero las circunstancias son tan imperiosas, que no puedo sino marchar para evitar la muerte infalible en este clima mortífero y en país tan escaso de alimentos y recursos. En cuanto a retroceder, es imposible que la Guardia lo haga, porque sólo la capital de Bogotá a nuestra espalda le ofrece un clima saludable, y a nuestro frente hasta que no encuentre con la buena provincia de los Pastos, donde se dice que no falta nada para alimentar y conservar sano un ejército; V.E. debe creer que esta declaración es la más franca y sincera.
El señor coronel García me ha invitado a que envíe cerca de V.E. a tratar sobre la naturaleza de la capitulación que le he propuesto: en consecuencia, acredito al señor coronel José Gabriel Pérez, mi Secretario General, para que pasando a esa capital entable y concluya con los comisionados que V.E. tenga a bien nombrar una transacción amistosa, que ahorre los torrentes de sangre que van a derramarse en todo el territorio que V.E. tiene a sus órdenes.
Las proposiciones de que es portador el señor coronel Pérez son las más liberales y yo ofrezco que en su cumplimiento seré el más religioso. Puede contar V.E. y todos los subalternos del gobierno español que quieran permanecer entre nosotros, con una perfecta garantía en sus empleos, propiedades y seguridad personal. Los que quieran abandonar el territorio de Colombia pueden también contar con que no recibirán la menor lesión en nada, nada, nada, y que serán transportados al territorio español en los términos que se convenga; porque la guerra ha cambiado, Excmo. Señor, y porque mis intenciones son de terminar esta guerra, que empezó atroz, por los más nobles rasgos de generosidad de parte del gobierno de Colombia. Pero si por una desgracia se nos fuerza aún a usar del terrible rayo de la guerra, tendré que sobreponerme a mis más caros sentimientos y me someteré a la sangrienta ley de las represalias. Mas no; V.E. no me forzará a adoptar medidas tan repugnantes a nuestros corazones tan amigos de la clemencia y de la paz.
Tengo el honor de ser con la más alta consideración su adicto servidor.
BOLÍVAR
* De un impreso moderno. "Cartas del Libertador". Fundación Lecuna), tomo III, págs. 224-225.
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