Popayán, febrero 17 de 1822.
Al Secretario de Guerra.
S.E. el Libertador Presidente está resuelto a no marchar más allá de Pasto o de la Provincia de los Pastos, con el objeto:
1º De esperar allí los refuerzos y auxilios que ha pedido al Gobierno en sus anteriores comunicaciones desde Cali y desde este Cuartel General.
2° De esperar también allí al Batallón de Artilleros que hay en Bogotá y pide ahora S.E., y con él seiscientos reclutas además de los que antes ha pedido, que estos reclutas vengan pronto con el Batallón pero sólo municionados y no armados, pues aquí hay armas para ellos: que el Batallón de Artilleros venga armado y municionado. La falta de este Batallón compuesto sólo de obreros de Maestranza, puede reponerse fácilmente en Bogotá y es necesario para la libertad de Quito. El Batallón y reclutas deben traer cuatro pares de alpargatas por lo menos para cada plaza.
Esta medida la exige:
1º La consideración de que el enemigo, concentrando sus fuerzas en Quito es más fuerte que el General Sucre y que el Ejército que S.E. lleva en persona, si es atacado separadamente, y la de que suponiendo que no defienda obstinadamente los pasos del Juanambú y del Guáitara, el ejército de S.E. llegará, sólo con las marchas, muy disminuido a Pasto o a la Provincia de los Pastos, donde le es necesario reponer sus pérdidas para marchar sobre Quito, donde debe esperarlo el enemigo con sus fuerzas reunidas y superiores a las nuestras. [En los Pastos pues o en la ciudad de Pasto hará alto S.E. para esperar estos refuerzos] [1]y además necesita de hacer reponer sus bagajes, sus caballos, dar reposo a la tropa que llegará muerta de tantas marchas y fatigas, en un país sano que tiene algunos recursos, que le debemos pagar a precio de oro; principalmente si es en Pasto, para no hacernos aún más enemigos aquellos habitantes.
Por estas consideraciones S.E. encarece una y mil veces el envío de todos los refuerzos que se han pedido, y muy particularmente, el Batallón de Artilleros engrosado con todos los reclutas que estén prontos a marchar, pues no debe esperarse por la falta del completo de dichos reclutas. Este Batallón traerá además todos los convalecientes que haya desde Bogotá hasta este Cuartel General para lo cual se adelantarán las órdenes. Igualmente espera S.E. que el Batallón de Artilleros traiga treinta mil duros por lo menos aunque sean prestados de los buenos ciudadanos de Bogotá, no debiendo ser en moneda macuquina porque no la admitirán en Pasto ni en Quito, según noticias.
Sírvase V.S. hacer presente a S.E. el Vicepresidente que para mantener este Ejército y los inmensos hospitales que tiene hay gran necesidad de numerario: que hasta ahora no se ha pagado más que una cuarta al Ejército y sin haber pagado aún un maravedí a la División del General Valdés, quedan poco más de cuarenta mil pesos: es decir que otros cuarenta mil se han gastado en preparar la expedición y en mantener la División del General Torres, y últimamente que S.E. está determinado a pagar todo lo que tome para el ejército en todo el territorio enemigo hasta llegar al país de Quito que es el que es verdaderamente patriota y sufrirá con menos disgusto las extorsiones marchando S.E. como marcha, a otra nueva aventura como la de Boyacá, pero en un país horriblemente enemigo, y que debemos atraernos por cuantos medios estén en nuestro poder. Si S.E. el Vicepresidente estima necesarios en Bogotá el Jefe y Oficiales del Batallón de Artilleros, contramarcharán de esta ciudad a aquella Capital, después que hayan entregado el Batallón y reclutas, pues aquí dejará S.E. el Libertador Jefes y Oficiales para él; sirviéndose V.S. avisar con anticipación la resolución del Vicepresidente.
Dios guarde, &.
[JOSÉ GABRIEL PÉREZ]
* De un copiador del Archivo del Libertador. Sección O’Leary, tomo XIX, folio 141 vto. al 142 y vto.
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