Popayán, 2 de febrero de 1822.
Al Secretario de Guerra.
Al amanecer de hoy ha marchado para el Puerto de la Buenaventura el Edecán de S.E. el Libertador, Capitán O’Leary, para embarcarse por allí o por el Citará para cualesquiera de los Puertos del Istmo de Panamá. Lleva órdenes e instrucciones para los Jefes que manden las tropas militares de Colombia allí. En ellas les previene S.E. el Libertador que sin pérdida de momento se embarquen mil hombres de tropa y se dirijan a las Esmeraldas o a Guayaquil: [según y como las circunstancias] [1] que estos mil hombres sean de los que el Coronel Carreño, u otro Jefe haya condueido de las Provincias de Cartagena y Santa Marta al Istmo: que el Jefe que los conduzca a Esmeraldas o Guayaquil sea el Coronel Córdoba o el segundo Jefe de la expedición que se destinó a Panamá, o el que nombrase el Jefe que mande estas fuerzas en el Istmo, y que esta expedición se apreste, habilite y equipe con tal prontitud que coopere en la presente campaña a la libertad de Quito, sobre cuya capital estará S.E. el Libertador en los primero días de abril.
La cooperación de estos mil hombres por los puntos dichos es de absoluta necesidad, no menos que la que encarga S.E. al Coronel Carreño y de que se impondrá V.S. por la copia que le incluyo.
S.E. cree que para estas horas no sólo habrán llegado a Panamá los primeros mil hombres que le participó S.E. el Vicepresidente habían marchado ya para allí sino también los otros mil que debían seguir a los primeros según los informes del Vicepresidente. Mas si no ha sucedido así S.E. el Libertador desea vivamente que se remitan a Panamá el reemplazo de los mil hombres que ha mandado marchar para Esmeraldas o Guayaquil y que Panamá y todo el Istmo sea no sólo perfectamente guarnecido sino que también el Coronel Carreño o el Jefe que esté allí mandando nuestras tropas se ponga en disposición de ejecutar la orden contenida en la copia de que he hablado a V.S. arriba. S.E. el Libertador [no cree que sea] [2] sabe muv bien que el Poder Ejecutivo conoce toda la importancia del Istmo de Panamá y está muy seguro de que velará sobre su conservación como sobre la de un bien el más precioso.
La División de Vanguardia apostada aquí sigue sufriendo enormísimas bajas por la enfermedad. El día más feliz y más sano es en el que sólo entran en el hospital veinte enfermos. Calcule V.S. por esta base reducida a su menor expresión cual será el número total de bajas, al cabo de un mes, así es que si el Gobierno no toma el más vivo, el más extraordinario interés en reforzar este Ejército con muchos y muchísimos reclutas no habrá con quien contar dentro de pocos días, pues aunque es un círculo vicioso de reclutas y enfermedades, peor será no tener ni reemplazos, que se enfermen, ni con qué contar en caso de algún revés en los encuentros con el enemigo.
También incluyo a V.S. copias de la última comunicación de S.E. el Libertador con el General Mourgeon y el Obispo de Popayán.
Todo lo que tengo el honor de participar a V.S. de orden de S.E.
[JOSÉ GABRIEL PÉREZ]
* De un copiador del Archivo del Libertador. Sección O’Leary, tomo XIX, folio 122 al 123.
RSS 2.0