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DOCUMENTO 1367. DE UNA COPIA O. C. B. CARTA DEL LIBERTADOR SIMÓN BOLÌVAR A SIR ROBERT WILSON FECHADA EN CARACAS, 26 DE MAYO DE 1827. MANIFESTANDO ESTAR PERSUADIDO QUE INGLATERRA ES CAPAZ DE CONSERVAR LOS DERECHOS DEL MUNDO; EXPONE ESTAR CANSADO DEL SERVICIO PÚBLICO Y DE TRATAR DE MANTENER EL EQUILIBRIO EN UNA LUCHA QUE ES SOLITARIA Y DESIGUAL, QUE HA ARRANCADO LA ENERGÍA DE SU VIDA.

Caracas, 26 de Mayo de 1827.

SIR ROBERT WILSON.

Mi Estimado y digno General:

Anoche hemos recibido las apreciables cartas de Vd. del último paquete, que nos han traído las noticias más satisfactorias. El ministerio del señor Canning, con sus dignos amigos, es la salvación de los buenos principios y de la causa americana. Vd. nos asegura que el partido liberal triunfará para siempre y que los negocios de Inglaterra serán manejados por un ministerio de cosmopolitas o amigos del género humano. El gozo de Vd. debe representarle el mío, porque Vd. y yo participamos de los mismos sentimientos elevándolos hasta la región del entusiasmo. Hemos vencido, querido amigo; la humanidad ha vencido con nosotros. Hoy podemos decir con justicia, que su defensa era una gloria; por lo pasado mil afrentas han cubierto de humillación a los virtuosos campeones del bien. Que no se repitan, pues, aquellas escenas es mi más vivo deseo. Yo me persuado que la Inglaterra sola es capaz de conservar los preciosos derechos del mundo, ella que es grande, es gloriosa y que es sabia; la potencia que ha podido destruir a Napoleón, se ha constituido, por este esfuerzo, responsable de la felicidad de las naciones, porque Bonaparte estaba a la cabeza de una gran reforma para beneficio del linaje humano; la Inglaterra, pues, debe realizar las promesas de aquel conquistador profético. Mucha satisfacción me ha dado el disgusto con que se ha visto en Inglaterra mi renuncia. Yo debía vengarme de mis calumniadores que ya inundaban las prensas con sus producciones mentirosas. También estoy cansado del servicio público. No se sabe en Europa lo que me cuesta mantener el equilibrio en alguna de estas regiones. Parecerá fábula lo que podemos decir de mis servicios, semejantes a los de aquel condenado que llevaba su enorme peso hasta la cumbre para volverse rodando con él otra vez al abismo. Yo me hallo luchando contra los esfuerzos combinados de un mundo; de mí parte estoy yo solo, y la lucha, por lo mismo, es muy desigual: así, debo ser vencido. La historia misma no me muestra un ejemplo capaz de alentarme; ni aun la fábula nos enseña este prodigio. Lo que se nos dice de Baco y de Hércules es menor en realidad de lo que se exige de mí. ¿Logrará un hombre solo constituir a la mitad de un mundo? ¡y un hombre como yo!! No, mi querido general, renuncie Vd. tal esperanza. Si Vd. me conociera no exigiría de mí la continuación en el servicio; ya mis miembros me abandonan; esfuerzos inauditos me han arrancado la energía de la vida, y, por consiguiente, me hallo reducido al más triste desaliento. Estoy, sin embargo, resuelto a restablecer las cosas hasta que la grande asamblea convencional decida de la suerte de la nación. Del Perú no sé que decir a Vd. Un crimen nefando ha destruido aquella república, que existía como por encanto de la vida que yo le había dado: allí no hay hombres. Bolivia existirá en salud mientras Sucre sea su presidente. Mi querido edecán se porta con un celo y un juicio admirables: es dicha para Vd. tal hijo, pero él es la obra de Vd. y no debe ser menos; los hijos de los héroes no imitan siempre a sus padres, mas Alejandro desmiente esta máxima, él lo superó; yo no pido tanto a Belford que se contentaría con seguir las huellas del glorioso padre. Muy sensible me es la enfermedad del hijo de Vd. que nos participa con el dolor que es natural, Vd. nos hace temer por su vida, que, siendo una parte de la de Vd., no deberá perderse, mucho menos cuando la juventud debía prolongarla y hacerla florecer. Me honran con exceso los amigos de Vd. a quienes ha logrado alucinar la benevolencia que Vd. me dispensa; esta incomparable ventaja la debo también, a su amistad. Ruego a Vd. que se sirva ofrecer mi reconocimiento y mí admiración respetuosa a Lord Lansdowne y al señor Brougham. No he recibido aún el retrato, que acaba de llegar a La Guaira, mandado grabar por Vd. con excesivo cuidado; una bondad más de su parte. Tengo la satisfacción de ofrecer a Vd. las expresiones sinceras de mi distinguido aprecio y cordial amistad. BOLÍVAR. P. D.—Infinito he sentido no haberme apresurado antes a rendir mis gracias más expresivas a la señorita Jemina, la digna hija de Vd., que quiso honrarme con la memoria obsequiosa de la bolsa que sus manos hicieron. Estos dones no se apartan nunca de los soldados que veneran la beldad y las gracias. bolívar. True copy.—Hallowes. Esta copia, ha sido transcripta tal como existe original en el archivo de O’Leary. En las versiones publicadas se han hecho correcciones no justificadas.

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