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DOCUMENTO 1318. DEL ORIGINAL. O. C. B. CARTA DEL LIBERTADOR SIMON BOLÌVAR AL GENERAL EN JEFE JOSÉ ANTONIO PÁEZ FECHADA EN 20 DE MARZO DE 1827. PARTICIPANDO QUE LOS BANDIDOS CONTINÚAN LAS INSURRECCIONES EN BARCELONA Y CUMANÁ; PIDE HAGA LOS ÚLTIMOS SACRIFICIOS PARA SALVAR EL PAÍS.

Caracas, 20 de Marzo de 1827.

A S. E. EL GENERAL EN JEFE JOSÉ ANTONIO PAEZ.

Mi querido general:

Cada vez se va haciendo más profundo el abismo en que nos hallamos. En Cumaná y Barcelona continúan las insurrecciones. Tres o cuatro cantones de aquellas provincias se han puesto en armas contra sus jefes. El general Rojas me da parte de todo, aconsejando, al mismo tiempo, que tome providencias muy enérgicas y muy resueltas. Como yo sé quien es el general Rojas, tanto por la dulzura de su carácter como por su origen, no he dudado darle crédito a cuanto me dice. El general Marino había ido a Carúpano a reprimir los desórdenes del batallón Reformador, que está compuesto de unos verdaderos bandoleros; vea Vd. que apoyos tiene la patria. Mientras que este general salió de Cumaná pidió Monagas auxilios contra unos pueblos que se le habían rebelado, y el general Rojas no se los pudo mandar de "Boyacá", porque temía lo mismo en aquellos cantones, por lo que he tenido que mandarle un refuerzo de tres compañías del Callao y Anzoátegui. Del general Marino no he recibido una letra ni de Monagas tampoco. Del primero no lo extraño, pero del último si, pues Marino (*) se hallaba en Carúpano cuando salió el oficial que me traía los pliegos y no sabia sino los rumores que corrían antes de su salida. El general Rojas me ha mandado una infinidad de detalles que prueban el mal estado de aquel país, así es que no sé que hacer para atender a todas partes sin dinero y con tan pocas tropas. El batallón Junín lo he mandado hacia Valencia y Puerto Cabello. El de "Granaderos" vendrá a los valles y aquí. Yo espero que Vd. mantenga los llanos tranquilos a pesar de los desertores de Valencia. La medida que recomiendo a Vd. es la de obrar con mucha resolución, pues de otro modo no podemos salvarnos. Si no se castiga severamente a los facciosos y rebeldes, no sé que partido se puede tomar. Yo me acuerdo que Boves hizo godos a todos los patriotas y también me acuerdo que el terror ha hecho a los godos patriotas; porque los malvados no tienen honor ni gratitud, y no saben agradecer, sino temer. Los que se han creado en la esclavitud, como hemos sido todos los americanos, no sabemos vivir con simples leyes y bajo la autoridad de los principios liberales. Yo estoy resuelto a todo: por libertar a mi patria declaré la guerra a muerte, sometiéndome, por consiguiente, a todo su rigor; por salvar este mismo país estoy re­suelto a hacer la guerra a los rebeldes aunque caiga en medio de sus pu­ñales. Yo no puedo abandonar a Venezuela al cuchillo de la anarquía. Debo sacrificarme por impedir su ruina. No hay otro partido. Yo pienso que Vd. también debe hacer lo mismo, porque los compromisos de Vd. con la patria son infinitos. Perdone Vd., querido general, que le hable lo que siento y lo que todos piensan y ven con sus propios ojos. Vd. se ha comprometido mucho más con esta patria que hemos servido desde el principio; porque las reformas suscitadas por Vd. y sus amigos han sido la causa inocente de que se precipiten estos sucesos que ahora lamentamos. Todos dicen: "Colombia estaba tranquila y andaba regu­larmente: de resulta de la revolución todo se ha trastornado y todo se está perdiendo; porque desgraciadamente vivimos en un país en que no se puede hacer el menor movimiento sin convulsiones ni respirar sin ahogarse. Estamos rodeados de la muerte". Suplico a Vd., querido general, que perdone estas expresiones de mi ingenuo corazón, pues yo lo hago para que Vd. se convenza más y más de hacer los últimos sacrificios para salvar el país y su propia reputación. Imagínese Vd. que en Bogotá piensan algunos individuos que yo tengo la culpa de los desórdenes de la república, luego debemos inferir lo que pensarán de Vd. con respecto a Venezuela. Lo peor de todo es que en todo el mundo se ha desaprobado el movimiento de Valencia. Luego si nos perdemos no le quedará a Vd. un amigo solo que lo defienda. En fin, haga Vd. por allá todo lo que pueda que yo haré lo mismo por acá. Recomiendo a Vd. al general Salom para que lo proteja en las operaciones que está ejecutando de Puerto Cabello a los Valles. Tenga Vd. la bondad de mandarme al general Silva. Soy de Vd. de todo corazón.

BOLÍVAR.

Muy importante.

Sírvase Vd., mi querido general, ordenar que todos los armamentos y municiones que se hallan esparcidos en esos pueblos marchen a Valencia para ponerlos en seguridad. Yo considero que ya habrán tomado a Barcelona los bandidos que allí se han rebelado contra el general Monagas. Este general ha pedido las armas que estaban repartidas en toda la provincia y se las han traído de un modo hostil y él mientras tanto no tenia con que defender la ciudad. Así está todo poco más o menos.

(*) Estas últimas acia palabras no existen en el original. Las tomamos del borrador. Dos frases más, incompletas por omisión del amanuense, se han co­rregido por el borrador.

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