Puerto Príncipe, octubre 9 de 1816.
A S.E. el General Alejandro Petión, Presidente de Haití.
Señor Presidente:
¡La pluma es un fiel instrumento para trasmitir con libertad los sentimientos sinceros que me inspira.la admiración! Si la lisonja es un veneno mortal para las almas bajas, los elogios debidos al mérito alimentan las almas sublimes. Yo me tomo la libertad de escribir a V. E. porque no me atrevo a decirle todo lo que siento por V. E. La ausencia me anima a manifestar el fondo de mi corazón. Es muy dulce, sin duda alguna, llenar los deberes del reconocimiento; pero no es un deber el que me dicta los homenajes respetuosos que quiero cumplir. Veinte y cinco años de sacrificios, de gloria y de virtudes han proporcionado a V. E. el sufragio unánime de sus conciudadanos, de todos los extranjeros ilustres y los de la posteridad que le espera. No es por cierto el poder lo que constituye el más glorioso atributo de la autoridad que un pueblo libre ha confiado a V.E., ni la que constituye el mérito real de V.E. Es un poder superior a todos los imperios: es el de la caridad. V.E. es el único depositario de ese tesoro sagrado. El Presidente de Haití es el solo que gobierna para el pueblo, sólo él manda a sus semejantes. El resto de los potentados satisfechos de ser obedecidos menosprecian el amor, que hace la gloria de V.E. V.E. acaba de ser elevado a la dignidad perpetua de jefe de la república por la aclamación libre de sus conciudadanos [1], única fuente legítima de todo poder humano. Está, pues, destinado V.E. a hacer olvidar la memoria del gran Washington [2], franqueándose una carrera la más ilustre, cuyos obstáculos son superiores a todos los medios. El héroe del Norte sólo encontró soldados enemigos que vencer y su mayor triunfo fue el de su ambición. V.E. tiene que vencerlo todo, enemigos y amigos, extranjeros y nacionales, los padres de la patria y hasta las virtudes de sus hermanos. El cumplimiento de este deber no será muy difícil para V.E., porque V.E. es superior a su país y a su época. Ruego a V.E. acepte, con la indulgencia con que siempre me ha tratado, la expresión sincera de una ilimitada admiración por las virtudes de V.E., de respeto por sus talentos y de agradecimiento por sus favores.
Soy de V.E. muy humilde y obediente servidor.
BOLÍVAR
* De un impreso moderno. El Dr. Vicente Lecuna, en “Simón Bolívar, Obras Completas”, La Habana, 1947, Tomo I, págs. 214-215, da el texto de este documento y añade en nota que lo tomó de una copia. Es muy posible que el original (como sucede generalmente con la correspondencia de Bolívar para Petión) hubiese sido redactado en francés y que esta copia, por consiguiente, lo sea de una traducción al castellano