Bogotá, 21 de Setiembre de 1827.
AL SEÑOR : CRISTÓBAL MENDOZA.
Mi Amigo:
Vd. me dice en su apreciable carta del 21 de julio, que acabo de recibir, que todo estaba tranquilo, mientras que todo Caracas me escribe lamentándose de su situación, a causa de las incursiones de Cisneros, que se han extendido hasta San Pedro, donde fue derrotada una de sus partidas. Interesado como lo estoy en la tranquilidad de Venezuela, escribo al general Páez recomendándole la exterminación de Cisneros y sus partidarios, y dispongo que inmediatamente salga de esta capital un batallón para que se emplee en ese servicio o en cualesquiera otro que se requiera. A Vd. recomiendo el éxito de esta operación en la cual le toca una gran parte.
También encargo al general Páez guarnezca a Caracas con tropas de línea; un batallón, por lo menos, debe emplearse en este servicio, y por lo tanto suplico a Vd. encarecidamente procure que se pague mensualmente para que de este modo haga sus fatigas con más celo y menos disgusto.
Yo me ocupo incesantemente en el gobierno que he tomado a mi cargo, y, aunque lleno de dificultades y de embarazos, procuro hacer cuanto bien me sea posible, a pesar de las infamias que se escriben en Caracas por algunos malvados capaces de disgustar a cualesquiera. Yo ni aun leo tales miserias.
He recibido todas las cartas que Vd. me ha mandado y que Vd. ha hecho bien verlas.
Vd. debe tener en su poder el reglamento que ha dado el congreso para ¡as elecciones para la gran convención. Creo innecesario recomendar a Vd. tome el mayor interés en que estos importantes destinos recaigan sobre personas que procuren la dicha de la patria, y olviden sus pasiones. Esta es la última suerte que le toca a Colombia, y si se pierde, ¿qué será de ella? Por mi parto me creo suficientemente recompensado si puedo presentar a Colombia íntegra en la gran convención. Este ha sido el clamor do los pueblos y el primer grito de Venezuela. Yo he procurado satisfacerlo y el congreso también.
Póngame a los pies de su familia y créame su afmo, de corazón.
BOLÍVAR.
Pertenece al Dr. C. L. Mendoza.