Trapiche, 27 de marzo de 1827
AL SEÑOR CRISTOBAL MENDOZA.
He recibido anoche con mucho sentimiento la carta de Vd., porque Vd. conoce como yo el mal efecto que produciría su renuncia en el día, y aun siempre que la haga, porque está visto que Vd. es el mejor intendente de Venezuela.
Si Vd. cree que las medidas vigorosas que estoy tomando han de producirnos consecuencias funestas, me parece que tengo derecho a que Vd. me comunicase sus opiniones sobre la materia en lugar de renunciar como lo hace; operación que juntamente desaprueba las medidas que estamos tomando y que desalienta a los buenos ciudadanos. Si los hombres como Vd. sacan el cuerpo al peso de la patria, ella se hundirá en lo más profundo y nosotros seremos execrados. Vd. tiene quince hijos y una familia muy estimable, por lo mismo; no sé como pueda Vd. abandonar a estos preciosos e inocentes seres, pues realmente es un abandono dejar Vd. la intendencia.
Si Vd. lo que quiere es desertar, daré a Vd. la respuesta de Federico II: "si nuestros negocios continúan mal y perdemos una batalla desertaremos juntos". Esta es mi respuesta a todo lo que Vd. me dice en su carta y espero que desertaremos juntos ahora y después.
Soy etc.
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