Excmo. señor Presidente del Congreso, en comisión.
He tenido el honor de recibir dos oficios de V.E. de 22 del corriente que me ha entregado mi comisionado Revenga [1] ordenándome que no ataque a Cartagena antes que el Gobierno general la declare disidente; y que me retire a la línea.
No sé si Cartagena era disidente cuando Castillo [2] la sitió.
No por mi opinión, sino por la de los Jefes superiores del ejército, de que ha informado a V.E. Revenga, he venido hasta aquí a pedir, a sólo pedir, las armas necesarias para ir a tomar a Santa Marta.
A Revenga se le contestó por el Gobernador [3] que yo podía tomar las de la línea y se le negó una orden para que se me entregasen, a pretexto de que yo tenía los medios de tomarlas por la fuerza. ¡Con tanta imprudencia autoriza el Gobernador a la fuerza militar, de que aparenta quejarse, convidándome a emplearla!
Las circunstancias, a lo menos con respecto a mí, o están más claras, o han variado en mucho. Aunque una parte considerable de mi ejército no tiene, pero sabe dar, patria a otros, todo el odio se dirige contra mí. Yo estoy convencido de que no habiendo lo necesario en la línea para hacer la campaña de Santa Marta, la proposición del Gobernador se reduce a hacer destruir allá un ejército, cuya completa aniquilación no pudo conseguir en Mompox, y que debe destruirse en su sentir, porque es el único que puede hacer variar la conducta de Cartagena en todo el tiempo de la federación. Cierto igualmente de que la mansión en la línea haría que las viruelas sustituyesen a la fiebre y la deserción de Mompox, he concebido otro medio capaz de salvar el ejército de la Unión, y de acabar, con respecto a mí, las maquinaciones de los de Cartagena.
Si no se arma y municiona el ejército completamente, y conforme a las órdenes del Gobierno general, V.E. que tiene la autoridad de mandarme a ocupar la línea, tendrá también la de nombrar otro Jefe, y darme un buque que me lleve a una de las Colonias. Si ha de perderse el ejército de la Unión, quiero conservarlo por el único medio que me parece posible. Debo abandonar un país que no ha recibido de mí más que servicios; pero en donde mi permanencia causaría ya más males que cuantos bienes pudieran producir mis mayores esfuerzos. Que otro haga cumplir las órdenes del Gobierno para lo cual no hemos bastado V.E. ni yo. Si la Nueva Granada ha de salvarse, que sea sólo con la pérdida de un hombre, que no ha hecho más que servir a la República de buena fe, e incapaz de pertenecer a otro partido que al de los americanos contra los españoles, incapaz de entrar en contestaciones pueriles con los intrigantes, incapaz de todo; pero muy capaz de sacrificarse por el bien de su país.
Yo he meditado bien el partido que propongo: sensible será a mis amigos, mortificante y desesperado para las tropas venezolanas, que me han confiado su salud; pero debido a la tranquilidad de la Nueva Granada. El mismo Gobierno general, instruido de mis sentimientos, no podrá menos que aprobarlos. Suplico, pues, a V.E., que en negándoseme por última vez el cumplimiento de las órdenes del Gobierno, haga que se me envíe un buque a Sabanilla [4], para que me lleve a una colonia, consultando mi seguridad en el tránsito. Yo haré todo; estoy dispuesto a todo, menos a ver perecer en mis manos inútilmente el ejército de la Unión.
El Comandante de la Guardia de Honor, Tomás Montilla, va encargado por mí de entregar a V.E. este oficio, y de informarle extensamente, si fuere necesario, la situación del ejército, la mía, mis intenciones y mis sentimientos. Deseo que él merezca la confianza de V.E.
Dios, etc.
Cuartel General de Turbaco, marzo 24 de 1815.-5°.
SIMÓN BOLÍVAR
Es copia.
BRICEÑO MÉNDEZ
Secretario.
* De una copia de época coetánea. Archivo del Libertador, Vol. 22, folios 131VM32. En los folios 131-134 se conserva un cuadernillo de cuatro fojas encabezado con el rubro "Copias de oficios del Sr. Marimón", escrito enteramente de puño y letra de Pedro Briceño Méndez, quien además autentica las copias con firma y rúbrica autógrafas. El documento transcrito lleva la indicación "N° 3°. Contestación", ya que es respuesta al oficio de Juan Marimón fechado en Cartagena el 22 de marzo de 1815, que lleva la indicación de 29.
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