Alocución. ¡Viva la Independencia!
Entretanto que los bárbaros españoles, insensibles a las desgracias de la Península, abandonan su suelo nativo para venir a derramar en los cadalsos la preciosa sangre americana, ellos huyen llenos de terror y espanto dondequiera que las pisadas del ejército de la Unión les anuncian que allí marchan el valor de Bolívar y la intrepidez de Girardot, [1]] de Urdaneta, [2]] Maza, [3]] D’Elhuyar [4]]y demás campeones enviados por el Congreso de la Nueva Granada para alejar de ella a los enemigos de la Patria, a medida que recobran su libertad los habitantes de Venezuela. Más de setenta leguas que pocos días antes dominaba el orgulloso godo, son hoy otras tantas tierras destinadas, no para patrimonio de los opresores de la América, sino para premio del hombre laborioso, y mansión de su libertad. Correa [5]] es batido en cuatro encuentros desde Mérida hasta sepultarse, incapaz de reacción, en los bosques de Moporo [6]] donde terminará sus días al rigor de las fiebres que abundan ese desierto, si su suegro Miyares [7]] no le facilita el embarco a Maracaibo. El deja en poder de nuestra vanguardia, que es la que va obrando, algunos fusiles, pólvora, y las dos únicas piezas de artillería que había podido conservar. Los caracheros, [8]]que son los pastusos [9]] de Venezuela, desamparan su guarida y buscan un asilo en Barbacoas [10]] de donde para ningún lado les queda recurso ni comunicación. Los pueblos bendicen al Dios que conduce nuestro ejército libertador; éste recibe los homenajes, y mientras el duro y tosco español mancha sus manos asesinas en la inocente sangre de americanos indefensos, Bolívar y sus valientes se coronan de laureles en los campos de batalla. Monteverde [11]] es derrotado la cuarta vez por los patriotas de Cumaná [12]] y los pueblos de Venezuela, recobrados del espanto que les causó el terremoto, al paso que bien desengañados de los errores en que los hizo incurrir la perfidia española, se apresuran a cuál primero recupera el don inestimable de la libertad. Trujillo, junio 15 de 1813. — 3° y 1° de la guerra a muerte.
Posteriormente se ha sabido por dos conductos fidedignos que Cádiz ha sido tomada por los franceses y que los individuos de las Cortes y Regencia, que ya no ejercían sus funciones hacía algún tiempo, huyeron para diferentes partes. Esta noticia es pública en todos los pueblos de Venezuela. Circule y vuele por toda la América del Sur.
* Archivo del Libertador, correspondencia oficial, fol. 179. Del original, escrito de letra no identificada; la palabra "Alocución", puesta al margen, y la cabeza del documento, son de otra mano, y están escritas con otra tinta. El documento no está firmado. El estilo, la forma de exposición y el alcance político de su contenido autorizan plenamente para atribuirle la paternidad a Bolívar. Por otra parte, la mención de "Año Primero de la Guerra a Muerte" estampada en el mismo lugar y fecha en que fue proclamada, vincula estrechamente esta Alocución con el autor del famoso Decreto de Guerra a Muerte. El hecho de que en el texto se mencione a Bolívar en tercera persona se debe al carácter mismo del documento, ya que la Alocución estaba destinada, según lo indica la línea final —"Circule y vuele por toda la América del Sur"—, para ser difundida como propaganda favorable a los patriotas en un momento decisivo de la emancipación. Además, se conocen otros escritos de Bolívar en distintas fechas (alguno inclusive autógrafo) que son suyos con toda seguridad y sin embargo se habla en ellos del "General Bolívar" en tercera persona.