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DOCUMENTO 380 . COMUNICACIÓN DE BOLÍVAR AL PRESIDENTE DE MERIDA, FECHADA EN VALENCIA, EL 19 DE SETIEMBRE DE 1813, POR LA QUE LE INVOCA LA NECESIDAD DE AUMENTAR LOS ESFUERZOS ANTE LA AMENAZA ENEMIGA.*

Al Presidente de Mérida.

Cuando nuestras costas se ven amenazadas por una expedición marítima de 1200 españoles; cuando la ignorancia de algunas po­blaciones divide la opinión, y cuando necesitamos urgentísima-mente de una general cooperación para libertar a Venezuela de los funestos males a que inevitablemente se expondría si fuere subyugada otra vez por sus antiguos opresores, es preciso que abandonemos toda articulación sobre forma de Gobierno.

En la convicción de estos peligros está el término de las desa­venencias que se asoman.

El 13 del corriente arribó a La Guaira la misma expedición española que se esperaba ha tanto tiempo, compuesta de una fra­gata de cuarenta cañones, otra goleta también de guerra y seis em­barcaciones de transporte. Las diferentes medidas que luego se adoptaron para apoderarnos del convoy, no produjeron otro efecto que el de hacer venir a tierra al segundo jefe de la expedición con 15 granaderos, y causar en los buques algunos descalabros con la fuerza de la artillería. Al día subsiguiente amanecieron sobre Puerto Cabello tomando varias direcciones que hacían sos­pechar un desembarco o por el río del Tocuyo o por las salinas del mismo Puerto. Esta conjetura, demasiado probable, con otras circunstancias, me hicieron levantar el sitio que tenía puesto, y retirarme a esta ciudad, donde pienso llenar los dos objetos, de centralizar todas mis fuerzas y batir al enemigo en campo raso. Mis esperanzas, sin embargo, quedarían eludidas, si en tan apu­rados momentos como los presentes, sucediese a la unión, que tanto ha contribuido a nuestras repetidas victorias, la divergencia de opiniones en materias políticas, reservadas a tiempos más tran­quilos. Salvemos nuestra patria, y que no se oiga en Venezuela otra contestación que la que se ha emprendido para exterminar a los tiranos. El orden de las cosas exige de nosotros esfuerzos no comunes, siquiera en justa oposición de los que ellos hacen para subyugarnos. Una expedición española de 1200 hombres contra las Provincias de Venezuela, es el último esfuerzo que pueden hacer los comerciantes de Cádiz para reducir estos países a la esclavitud más vergonzosa.

El centralismo y el federalismo serán otras cuestiones posterio­res, en cuya decisión protesto a V.S. que no me ingeriré de modo alguno. Para entonces deben haber cesado los motivos que ahora me estimulan a llevar la carga de la Magistratura. Ocuparé el cargo de un simple ciudadano y esto me llenará de la mayor satis­face ion. Tales sentimientos y no otros de diversa naturaleza, me persuadieron antes, y ahora con más motivos, que el sistema de centralización en nuestras actuales circunstancias puede solamente salvarnos. Los ningunos recursos de las Provincias por sí o sepa­radamente, y la necesidad de obrar con urgencia sobre un ene­migo vigilante cuyas perfidias son notorias, aconsejan imperiosa­mente la unidad del Gobierno para evitar rodeos embarazosos, de que dependió en mucha parte la última subyugación de Vene­zuela. V.S. lo conoce, cuando me manifiesta que nada es más conforme a sus deseos que la reforma de nuestra Constitución, por la cual, dejando salva la naturaleza del gobierno federativo, se dé mayor impulso a las operaciones.

Procedemos de acuerdo y sólo una mala inteligencia ha podido hacer creer que yo destruyo enteramente el régimen federal y de que trato de crear una autoridad militar, independiente de la civil, por una Junta de notables del pueblo de Caracas. El haber creído, como creo, que semejante régimen proporciona por ahora la diso­lución del Estado, y presagia incontestablemente su ruina, no es atacarlo en sus principios, ni impedir que se restablezca en otras circunstancias; muy al contrario, el proyecto del ciudadano Ustáriz habrá impuesto a V.S. de que en vez de destruirse la federación de estas Provincias, se juzga conveniente extenderla y consolidarla más y más. En la Asamblea de notables deberá tener cada Pro­vincia la voz y representación correspondiente, con lo que se aca­ban las quejas y cesan los recelos de una conducta opuesta. Deter­minada, empero, la forma de Gobierno y sus bases fundamenta­les, yo anuncio a V.S. desde ahora que cualquiera que sea, re­nuncio a toda autoridad, a menos que vea a mi país otra vez en peligro, pues entonces seré el primero que se presente en él.

Dios guarde, etc

Valencia, 19 de setiembre de 1813.

SIMÓN BOLÍVAR.

* De un impreso moderno. O’Leary, Memorias, XIII, pp. 364-365, da el texto de este documento que dice haber tomado "del Copiador de la Secretaría". La Comisión Editora no ha podido examinar el original. El destinatario era el Teniente Coronel Juan Antonio Paredes Ángulo (Mérida, 1760-Maracaibo 1834) quien ejerció la Presidencia o Gobernación Política y Militar de Mérida en 1813-1814.

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