Lima, 24 de diciembre de 1824.
Señor General don Pedro Antonio Olañeta, Jefe Supremo de las Provincias del Alto Perú.
Señor general:
Es indecible el placer que he recibido con los despachos de V.S. del 2 de octubre que han llegado hoy a mis manos. Me apresuro a responder a V.S. sin pérdida de un instante.
Felizmente se ha terminado la guerra del Perú y no tendrá V.S. más enemigos en el territorio de América. Todo se ha logrado de un modo muy satisfactorio para V.S. y para nosotros. Yo me lisonjeo que V.S. desplegará ahora sus sentimientos en favor de la paz, de la humanidad, y del Nuevo Mundo. Si V.S. burlase nuestras justas esperanzas, nos sorprenderíamos de un modo muy desagradable porque nuestras miras son pacíficas y justas.
La victoria de Ayacucho no nos hará olvidar jamás lo que debemos a V.S.; ahora más que nunca tenemos que agradecer la oportuna diversión [1] que ha hecho V.S. por el Alto Perú al ejército español; porque ahora estamos cogiendo el fruto de operaciones tan hábiles como atrevidas de parte de V.S.
El señor general Sucre tiene órdenes de transarse con V.S. noble y generosamente. Yo, espero que V.S. ya sea nuestro decidido amigo en el instante en que estoy escribiendo. Ya la fuerza de las circunstancias debe haber hecho decidir a los renuentes del ejército de V.S., pues que a los decretos de la Providencia nadie resiste.
Me tomo la libertad de incluir a V.S. impresos que le impondrán del estado de las cosas. La plaza del Callao será nuestra antes de cuatro días. El brigadier Rodil se halla actualmente tratando con nosotros sobre este particular.
Tengo el honor de saludar a V.S. con los sentimientos más cordiales, y ser su atento obediente servidor.
[BOLÍVAR]
* De un impreso moderno: Bolívar, Simón, Obras Completas, Tomo II, pp. 64-65, tomado a su vez del original.