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DOCUMENTO 738 PARTE DE LA CAMPAÑA FECHADO EN GUAICA EL 2 DE ABRIL DE 1814*

Boletín del Ejército Libertador de Venezuela.

N° 47.

El 30 del pasado a las doce del día, empezó a retirarse el enemigo de los puestos que ocupaba en las alturas de San Mateo. En conse­cuencia de este movimiento, ordenó S.E. el Libertador que salie­sen a perseguirle algunos trozos de infantería y caballería; como lo verificaron hasta el Corozo, a tiempo que sobreviniendo la noche, retrocedieron a sus primeras posiciones. Les tomamos en esta oca­sión algunos cajones de pertrechos y caballos con sus monturas.

Al amanecer del siguiente día, todo nuestro ejército empezó su marcha hacia Magdaleno [1] para cortar al enemigo, por ser ésta su natural dirección para retirarse. No fue posible pasar de la quinta plantación de tabaco por aguardar a nuestra artillería, que no podía seguir los movimientos de la infantería; y aunque se hizo situar un destacamento de caballería en Magdaleno, sin embargo no se advirtió la fuga del enemigo, que la hizo por picas extraviadas a la media noche; y que no se esperaba con certeza, no habiendo tenido noticia ninguna de la completa victoria que contra él acababa de conseguir el Supremo Jefe del Oriente General Santiago Mariño.

Entre las seis y siete de la mañana del día siguiente, hizo nuestra descubierta los primeros prisioneros de los dispersos del ejército español; por los cuales se supo que huían sus reliquias hacia Güigüe [2], habiendo sido enteramente destrozado el día anterior en Bocachico [3]. En el instante toda nuestra infantería y caballería a las órdenes del Mayor General de la izquierda, Tomás Montilla, voló en su persecución; y aunque Boves intentó hacerse fuerte en Magda­leno por la ventaja del terreno, fue sin embargo inmediatamente envuelto; y lo fue igualmente en la cuesta de Yuma [4], y en la en­trada del pueblo de Güigüe. Desde Magdaleno hasta más allá de Guaica, nuestras lanchas le han hecho un fuego acertado con mu­cha pérdida suya, y aumentando el desorden de su fuga.

Las consecuencias de la victoria de Bocachico, y de la persecu­ción del enemigo, son apenas calculables. Del ejército más nume­roso, más fuerte, y por todos respectos más formidable que ha atacado nuestra libertad, no se han salvado quinientos hombres, que van a comunicar su pavor a los sublevados del Occidente. Han caído en nuestro poder quinientos prisioneros, entre ellos uno de sus mejores Jefes de caballería, sus heridos, ciento y veinte fusiles, seis cajones de pertrechos, un cañón del calibre de a seis, que ha­bían ocultado, siete cajas militares, dos mil caballos, una armería con todos sus utensilios, y dos excelentes fuelles, todos sus equipajes y cargamentos, que se componen de objetos de un gran valor, fru­to [5] de sus rapiñas, y de sus papeles, correspondencias, y los despa­chos de los mismos Jefes. Los infelices conductores de este tren eran mujeres, ancianos y niños hasta el número de mil cuatrocien­tos, a mil quinientos. Casi todos estos débiles seres, a quienes ningún Gobierno podía rehusar la más poderosa protección, han sido ya libertados, aunque lamentaremos siempre la suerte de las mujeres y hombres octogenarios, de las vírgenes y los niños, cuyos cadáveres se encuentran esparcidos y mezclados con los de los caballos en todo el camino desde Magdaleno hasta Guaica. Aunque alguna parte ha muerto por el cansancio o la hambre, hay hasta doce que lo han sido de lanzazos. Muchas mujeres de las que se han escapado se hallan heridas de los planazos, con que las obligaban y apresuraban a seguirlos.

A pesar de esta inaudita crueldad, ninguno de los prisioneros, ni aun los españoles, ha sido pasado por las armas; muchos están ya libres, y todos son tratados con la mayor humanidad.

No publicamos el detalle de la gloriosa jornada del 31 del pasado, que ha inmortalizado, tanto la bravura como la generosidad de los invencibles del Oriente; porque toca darle a su ejército [6].

El 31 del pasado, y hoy 2, ha sido rechazado vigorosamente el enemigo de la plaza de Valencia, y el cual ha tenido infinita pérdida en los dos fuertes ataques que le ha dado, y que han durado el día (entero y parte de la noche. Nuestra línea de Puerto Cabello man­tiene el sitio del Castillo y pueblo interior, entre los fuegos de estos puntos, y los que atacan a Valencia.

Cuartel General de Guaica, 2 de abril de 1814. 4° y 2°.

Por el Mayor general,

ANTONIO MUÑOZ TEBAR.

Secretario de guerra.

*De un impreso de época coetánea. Para la fijación de este documento se han tenido a la vista las siguientes fuentes: 1) La hoja suelta publica­da en Caracas en la Imprenta de Juan Baillío, Impresor del Gobierno; y 2) La “Gazeta de Caracas”, N° 56, correspondiente al jueves 7 de abril de 1814. La Comisión Editora no ha podido examinar el original manuscrito. El lugar donde se halla fechado el parte es una población del actual Estado Carabobo, al sur del Lago de Valencia.

Notas

[1] Vecindario del actual Estado Aragua, al Sureste del Lago de Valencia.

[2] Población del actual Estado Carabobo, al Sur del Lago de Valencia.

[3] En ambos impresos dice: ’’Boca-Chico", tanto aquí como más adelante.

[4] Escrito en ambos impresos "Lluma".

[5] En la hoja suelta se lee "tanto", en vez de "fruto", que trae la Gazeta.

[6] Se refiere a la victoria obtenida por el ejército de Oriente, al mando del General Mariño, sobre las fuerzas de Boves el 31 de marzo de 1814 en el lugar que los documentos coetáneos llaman "Boca-Chico" y que hoy suele designarse como "Bocachica". Véase el Boletín del Ejército Libertador de Oriente, N° 9, fechado el 5 de abril en La Victoria, en la “Gazeta de Caracas”, N° 57, del lunes 11 de abril de 1814.

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