.
Portada del sitio > 34) Período (02ENE AL 26DIC 1828) O.C.B. > DOCUMENTO 1797. DEL ORIGINAL, O. C. B. CARTA DEL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR (...)

DOCUMENTO 1797. DEL ORIGINAL, O. C. B. CARTA DEL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR PARA EL DOCTOR CRISTÓBAL MENDOZA, FECHADA EN BOGOTÁ EL 16 DE SEPTIEMBRE DE 1828. EN SU CARTA, BOLÍVAR CONTESTA A OTRA QUE RECIBIÓ DE MENDOZA EL 6 DE AGOSTO DE ESE MISMO AÑO. BOLÍVAR LE MANIFIESTA SU PESAR AL SABER SU MAL ESTADO DE SALUD. LE ANUNCIA QUE ATENDERÁ A SU PEDIDO SOBRE VELAR POR EL BIENESTAR DE SU FAMILIA EN CASO DE MORIR. LE OTORGA MUESTRAS DE RESPETO Y ADMIRACIÓN.

Bogotá, 16 de septiembre de 1828.

AL SEÑOR DOCTOR CRISTÓBAL MENDOZA.

Mi estimado amigo:

Vd. me ha escrito una carta, el 6 de agosto, que me ha llenado de amargura al mismo tiempo que me lisonjea de mil maneras con sus palabras. No puedo soportar la idea de lo que Vd. me dice sobre su vida y familia. Un sabio no muere nunca, pues no hace otra cosa que mejorar de carrera, pero su familia empeora de suerte. No sé como he de sufrir esta idea, y por más que hago no puedo acomodarme a considerarla fijamente. ¿Por qué nos ha de dejar Vd. cuando quedamos tantos que no merecemos la vida? Sea lo que fuere, yo haré cuanto me sea posible por su virtuosa familia, a lo menos mientras exista yo en Colombia. Muchos amigos deja Vd. y todos la serviremos y, sin duda, no habrá uno que no la respete y estime: consuelo muy grande ciertamente para quien sabe que la fortuna es nada delante de la virtud.

Soy de Vd. siempre el mejor amigo y de todo corazón, en la firme confianza de que, bien sea delante del autor de la vida o en medio del torrente de los males, yo soy el hombre que más admira y estima a Vd. en el mundo, porque Vd. retiene o se lleva el modelo de la virtud y de la bondad útil.

Soy afmo. y tierno amigo.

BOLÍVAR.

Pertenece al Dr. C. L. Mendoza. Insertamos la carta de Mendoza, tomada del borrador de letra de Briceño Méndez excepto la posdata que es de letra de Mendoza.

Caracas, 6 de agosto de 1828.

A. S. E. EL LIBERTADOR.

Mi respetable amigo:

Solo Vd. me haría tomar la pluma en esta vez, porque solo Vd. podría obligarme tanto como ha hecho en su muy apreciable carta de 28 de junio, y siento que el estado de mi salud no me permita corresponder según mis deseos a las bondades y a la ilimitada confianza con que Vd. me honra en ella. El régimen a que me han sujetado los médicos es tan severo que me prohíbe hasta el habla. Así Vd. me dispensará que me limite por ahora a congratularme y felicitarlo por el inesperado desenlace que ha tenido la convención y por la nueva carrera de gloria que se le ha abierto, aunque sembrada de dificultades y peligros. Por fortuna la opinión pública está bien preparada y el pueblo generalmente se muestra dispuesto a recibir el bien que Vd. le quiera hacer. Cansado de ser el juguete de las pasiones y vicios de los que se han llamado sus conductores, al fin ha aprendido a desconfiar de todos, y no confiar ni esperar nada bueno sino da Vd., que es el que le ha servido con desinterés y con pureza y el que lo ha gobernado en justicia. Siguiendo Vd. esta senda acostumbrada no hay duda que conseguirá levantarnos de la miserable condición a que habíamos llegado por el desorden y desmoralización general. Con sólo saberse que Vd. se ha prestado a cargar sobre sí el peso de la reforma de nuestra sociedad, han empezado a renacer las esperanzas, y, yo el primero, espero no bajar al sepulcro con el desconsuelo de dejar a la patria en el caos en que la he visto sumida.

La gravedad del mal que padezco me ha familiarizado de tal modo con la idea de que voy a morir, que no puedo concluir esta carta sin expresar a Vd. el temor de que sea la última, y sin hacerle mis súplicas por la numerosa y desgraciada familia que dejo. Su único patrimonio es el recuerdo de los débiles servicios que he hecho a la república y de la amistad con que Vd. me ha favorecido. Yo sé bien que ni aquella agradece ni Vd. puede hacer nada que mejore su suerte, pero si Vd. ofrece continuarle su amistad y protección creeré no dejarla en el desamparo de la orfandad.

Sea que viva o muera, mi voto más ardiente y sincero será siempre por el feliz éxito de sus empresas que están tan íntimamente ligadas con la felicidad y gloria de la república.

Adiós, mi general, créame Vd. siempre su amigo, etc.

P. D.—Perucho entra mañana a servir esta Intendencia interinamente, yo retengo el título y la paga, pues ni sería cordura una renuncia en mi actual estado, ni Vd. sería capaz de destituirme, echándome a perecer. Vd., mi querido amigo, me ha honrado con este dulce nombre y su recuerdo me basta: una letra de Vd. produce mejor efecto para mi salud que toda la farmacia.

Mi mujer y familia agradecen las memorias de Vd. y de Vd. lo esperan todo.

| | Mapa del sitio | Seguir la vida del sitio RSS 2.0