Bogotá, 8 de septiembre de 1828.
A. S. E. EL GENERAL J. A. PÁEZ, ETC., ETC.
Mi Querido General:
Tuve el gusto de recibir la última carta de Vd. fechada en Valencia, por la cual quedo enterado del buen estado de los departamentos del mando de Vd. y de la opinión pública, que cada día es mejor.
Se me olvidó decir a Vd. que hemos pensado fundir juntos dos o tres mitades de los departamentos de Boyacá, Zulia y Barinas, para que no haya más frontera de Venezuela ni de Nueva Granada; porque esta división es la que nos está matando y, por lo mismo, debemos destruirla.
Repito a Vd. que Vd. será prefecto de Venezuela y además comandante general. Habrá un gobernador para la provincia de Caracas que será el general Briceño. Habrá un intendente puramente de hacienda para toda su prefectura de Venezuela, la que se compondrá de las provincias de Oriente, Margarita, Guayana, Achaguas, Coro, Carabobo y Caracas. Damos a Vd. a Coro en lugar de Barinas, porque aquella costa es el frente de la provincia de Carabobo, y es por aquella parte que se hace el comercio del Occidente; además, Puerto Cabello debe celar el contrabando del rio del Tocuyo y la costa de Coro. También tendrá Vd. que defender a Coro en caso de invasión, para que no se meta el enemigo por Carora o el Tocuyo. La separación de Barinas ha sido necesaria, porque Maracaibo necesita de auxilios de Barinas y de la Nueva Granada. Además, el obispado de Mérida alcanza a Barinas y a Pamplona. En fin, el consejo de estado ha creido que esta división era necesaria, y a mi no me ha parecido mal bajo de algunos respectos. Bien considerado, el territorio de Venezuela queda más concentrado y la provincia de Coro no puede separarse del mando de Venezuela. Cucuta será el centro de este departamento que vamos a formar. Tunja y el Socorro se agregarán a Cundinamarca, y no quedarán más que seis departamentos en toda la república, de 400 a 500 mil almas cada uno, y de este modo tiene la república ciertos contrapesos que le harán conservar el equilibrio, que es muy necesario para la conservación del todo; pues no hay la menor duda que unas secciones sin otras perecerían, o bien cayendo en manos de los españoles o de la anarquía. Además es preciso establecer un orden estable, porque ya no podemos soportar más las divisiones y las alteraciones, las que han afligido de tal modo al pueblo que todo él está en la más espantosa miseria, en tanto que el extranjero nos está cobrando tres millones de rédito, y a los que no se podrán pagar sino con suma economía y dificultad, pero bajo un gobierno estable que dé confianza al pueblo para que especule y trabaje con seguridad de buen suceso.
Estamos determinados a dar el consulado, y poner la alcabala al cuatro por ciento, pero que ésta se cobre con toda vigilancia, y se arriende donde da poco o roban mucho, como se ha hecho en estas provincias.
Mí querido general, esmérese Vd. por restablecer una grande economía en ese departamento, pues nuestras necesidades aumentan todos los días, al tiempo que los extranjeros nos instan todos de un modo horrible para que les paguemos.
Quedo de Vd. de todo corazón. Su afmo. amigo que lo ama.
BOLÍVAR.
P. D. Recomiendo a Vd. los pobres del Occidente, que se quejan de las persecuciones que les ha causado haberse pronunciado por mí. Si esto es cierto, siento haber ido a Venezuela y no volveré más.
De Vd. de corazón.
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