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DOCUMENTO 1792. DE UNA COPIA. O.C.B CARTA DEL LIBERTADOR SIMÓN BOLÍVAR A J. RAFAEL. ARBOLEDA. FECHADA EN BOGOTÁ EL 8 DE SEPTIEMBRE DE 1828. SOLICITANDO SE CONTINUE ENCARGANDO DEL NEGOCIO DEL AGUARDIENTE; COMO TAMBIÉN LA URGENCIA DE PAGAR LOS INTERESES AL GOBIERNO INGLES.

Bogotá, 8 de septiembre de 1828.

AL SEÑOR J. RAFAEI. ARBOLEDA.

Mi estimado amigo:

Es la primera vez que una carta de Vd. me haya puesto en embarazo y que no me haya dictado, desde luego, la respuesta. Si, mi querido amigo, la situación de Vd. con respecto al estanco de aguardiente me ha hecho titubear si deberíamos o no revocar el establecimiento de los estancos, porque ciertamente se me hace muy difícil destruir a mis más desinteresados amigos, y mucho más cuando me dicen que se sacrificarán con placer por manifestar que al bien de la patria está consagrada su fortuna, su persona y su existencia misma. Tanta nobleza no debe ser recompensada con el castigo y, mientras tanto, no sé que hacer entre la injusticia y la vida del estado.

Diré a Vd., de paso, que estamos urgidos por el gobierno inglés para los intereses de la deuda, que por todo no bajarán de tres millones al año, y que apenas todas nuestras rentas bastan para este solo pagamento. Antes daba el aguardiente millón y medio de pesos; la alcabala poco menos, y los tributos completaban la suma total de tres millones. Así se han mandado restablecer estos ramos de renta nacional para mantener la república con estas nuevas creaciones, pues las aduanas y los tabacos tendremos que entregarlos al extranjero, según las convenciones que estipulamos con él. Pronto sabrá el estado el sacrificio que le cuesta la administración de Santander.

He pensado mucho sobre la propuesta que Vd. hace al gobierno, que se puede llamar un sacrificio de parte de Vd.; pero ¿con qué pagamos 64 mil duros de contado? No los tenemos ni para lo más sagrado, no los tenemos ni aun para dirigir un barco al mar que auxilie a Guayaquil. Será, pues, preciso que Vd. o el intendente muestren los medios de poner de acuerdo los intereses de Vd. con los intereses de la patria. Indíqueme Vd. lo que se pueda hacer en este asunto, que yo trataré do hacer cuanto mi corazón me dicta en obsequio de mis amigos y de la patria más resplandeciente.

Me ha sido muy sensible la declaración que Vd. ha hecho de no encargarse del arriendo del aguardiente: primero, porque perjudica Vd. al estado con su delicadeza; segundo, porque yo deseaba que Vd. le sirviera en este asunto, sometiendo, al mismo tiempo, sus especulaciones a las miras del gobierno; y tercero, porque el erario y los arrendadores deben tener grandes ventajas estancando el aguardiente para disminuir la desmoralización y las enfermedades públicas. La franquicia del aguardiente es un azote del pueblo, que será desgraciado en todo sentido mientras que se embriague en demasía, mientras pueda lograr el licor a bajo precio. Aseguro a Vd. con todo candor que si pudiera suprimir este vicio harta el sacrificio de la renta del estado adoptando otro arbitrio que la supliera. Mi amigo, crea Vd. que los colaboradores en este monopolio deben ser vistos con respeto y gratitud, si los servicios que se hacen a la humanidad merecen estas consideraciones. Por poco que se haga ver al público esta idea, se hará justicia al gobierno y a los que lo apoyan en esta parte.

Tenga Vd. la bondad de ponerme a los pies de la señora y presentar mis respetos afectuosos al señor José María Mosquera. Al Intendente también mil cosas de mi parte.

Soy siempre suyo de corazón.

BOLÍVAR.

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