Bucaramanga, a 2 de junio de 1828.
AL SEÑOR CORONEL TOMAS C. MOSQUERA.
Mi Estimado Coronel:
Contesto con mucho gusto la apreciable carta del 6 de mayo en que Vd. me habla con mucha extensión sobre los asuntos del día, nuestra situación política y económica. Con respecto a esto último, es de esperarse que los esfuerzos del señor Tanco contribuirán a mejorar el estado de nuestra hacienda, de lo cual dependen en gran parte nuestros males.
Recomiendo a Vd. la lectura de las cartas que escribo al amigo Arboleda, en ellas encontrará Vd. la verdadera profesión de mi fe política con respecto al estado en que nos encontramos actualmente.
Pero puede Vd. contar como lo digo al amigo Arboleda, que no abandonaré la patria en peligro. Yo aguardo pues con impaciencia saber cuáles son los resultados de la Gran Convención para decidirme, y además ver lo que harán los contrarios y obrar en conformidad. Para cuando llegue a este caso yo cuento con la cooperación de los amigos decididos como Vd. y que prefieren la estabilidad de la patria al triunfo de sus pasiones. En fin, vea Vd. todo lo que digo a Arboleda y que omito repetir, pónganse de acuerdo y dénme sus opiniones.
El amigo Joaquín se conduce muy bien, y es el encanto de los amigos; su discurso sobre la federación ha sido hermoso.
Venezuela está muy tranquila bajo la autoridad superior del general Páez, que se conduce muy bien.
Tenga Vd. la bondad de saludarme a sus buenos padres, a quienes recuerdo siempre.
Muy agradable me será servir a su hermano en la recomendación que Vd. me hace en cuanto me sea posible, dígale Vd. que represente. Soy de Vd. afectísimo amigo.
BOLÍVAR.
P. D.—Ya es tiempo de obrar porque no hay más esperanzas.
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