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DOCUMENTO 9159 OFICIO DE JOSÉ D. ESPINAR AL SECRETARIO DE LA GUERRA DE COLOMBIA, FECHADO EN TRUJILLO EL 22 DE MARZO DE 1824. LE PARTICIPA LA OCUPACIÓN DE LIMA Y EL CALLAO POR LOS REALISTAS. LE HABLA ACERCA DE LA TRAICIÓN DE TORRE TAGLE. LE INFORMA SOBRE LA SUPERIORIDAD NUMÉRICA DE LOS REALISTAS Y PIDE AUXILIOS URGENTES.*

Trujillo, marzo 22 de 1824.

Al señor Secretario de Guerra de Colombia.

El 27 de febrero próximo pasado ocuparon los enemigos la capital de Lima con una división fuerte de más de 3.000 hombres, al mando del mariscal de campo, Monet, que se reunió en Lurín con el brigadier Rodil. El general Necochea, que ocupaba a Lima la abandonó en la madrugada del 27 salvando apenas poco más de 200 hombres del batallón N° 3 del Perú, poco más de ciento del N° 2 de Chile, 100 Granaderos montados de los Andes, algunos obreros, algunos oficiales sueltos y nada más. Han quedado pues, en poder de los españoles la capital y las fortalezas de El Callao con cuantos elementos de guerra contenían, etc.

El traidor Marqués de Torre Tagle, Presidente que era de la República, había negociado de antemano con los enemigos la entrega de la capital, rogándoles que se acercasen, y acordando con ellos por medio del Ministro de la Guerra, Berindoaga, los medios de ejecutar este execrable plan. Torre Tagle ha dado la proclama que incluyo.

Siguiendo el criminal ejemplo del jefe y de la mayor parte del gobierno del Perú, los comandantes Navajas y Eceta se han sublevado con sus escuadrones el 17 del presente y se han vuelto a Lima llevándose prisioneros al coronel Ortega y otros varios jefes patriotas que estaban en Supe, pueblo que dista de Lima como 40 leguas. La desmoralización, la perfidia y el crimen del gobierno de Torre Tagle ha contagiado como la peste a cuantos ha alcanzado su infame aliento venenoso; Canterac y Loriga están en Jauja y se dice por nuestros espías que se mueven sobre nuestro ejército que está acantonado en las provincias de Huánuco, Huamalíes, y Huamachuco; que esperan la reunión de una parte de las fuerzas que ocuparon a Lima, y que ya han empezado a marchar por pequeñas divisiones a Jauja para emprender con todo su ejército la marcha sobre nosotros. Se dice que sólo dejan en Lima una guarnición de 500 hombres, y otra de mil en El Callao, quedando expeditas todas las demás fuerzas, que no bajan de 12, a 14.000 hombres, para buscar al Libertador que apenas tiene 4.000 colombianos y 3.000 hombres del Perú, malos soldados porque no son aguerridos, y porque no son de confianza. Antes ha tenido la honra de informar al gobierno la alternativa en que se halla S. E. de esperarlos con fuerzas tan desiguales, o de retirarse por horribles desiertos, donde infaliblemente perderá todo el ejército. Muy anticipadamente ha presentado S. E. al Poder Ejecutivo el cuadro más completo de este país, y ha pedido con instancia auxilios y refuerzos de soldados, de armas, de municiones y de dinero. No contento con estos reclamos y urgiendo cada día más la necesidad, destinó a su Edecán, el coronel Ibarra, cerca de nuestro gobierno para que hiciese presente su situación, la del país, y la del enemigo, y pidiese y condujese los auxilios que se han reclamado desde mayo del año pasado. S. E. ha pedido con urgencia, y con toda preferencia, siquiera 1.000 Llaneros de Venezuela de caballería, porque nosotros apenas tenemos aquí más de 400 colombianos de esta arma, y el enemigo tiene más de 2.000. También pide S. E. algunos materiales para la Marina como lona, jarcias, etc., algunos oficiales de marina para nuestros buques del Pacífico, cuya falta se hace hoy más sensible porque los españoles, dueños de El Callao, han empezado ya a armar y equipar buques que infestan nuestras costas.

También ha pedido dinero porque aquí no hay con qué sostener al ejército ni la marina, ni nada, nada.

S. E. el Libertador me manda a exponer al gobierno terminantemente que si no es auxiliado pronto y positivamente con cuantos elementos y hombres, o a lo menos con una muy considerable parte de lo que ha pedido; la pérdida completa del Perú es infalible, lo es la del Ejército de Colombia, lo es la de nuestro Sur, y lo es la de S. E., en cuyo caso los españoles poderosamente reforzados, extenderán sus brazos a Chile y Buenos Aires, y el Perú volverá a ser lo que ha sido en los años de 15, 16, 17, 18, 19 y 20: es decir, el cuartel general de donde saldrán expediciones para todos los puntos independientes de América.

Nada hará S. E. si los auxilios que se le mandan, son como hasta aquí, reclutas, pues después que no pueden servir sino dentro de algún tiempo, en cuyo caso no está S. E., se enferman y mueren más que los soldados ya formados y acostumbrados a la fatiga. S. E. pues insta y ruega porque se le manden soldados veteranos, fuertes y aguerridos.

Aquí pueden hacerse reclutas, mas no es útil ni provechoso.

Dios guarde &.

[JOSÉ D. ESPINAR]

* De un copiador de Secretaría. Archivo del Libertador, Sección O’Leary, Tomo 36, folios 223 al 225. También se halla en Memorias del General O’Leary, Tomo XXII. pp. 136-138, aparece como impreso, con fecha de 23 de marzo de 1824.

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